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Siria al habla
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19 Oct 18
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[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”Previo a publicación de un nuevo informe sobre las amenazas a los medios de comunicación en el país, Rhodri Davies habla con los sirios que crearon su propia emisora de radio.
“][vc_single_image image=”22592″ img_size=”full” add_caption=”yes”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]«Compramos unos trapos muy gruesos para fabricar una especie de insonorización; así nuestras voces no se oirían desde fuera y el sonido de las bombas no entraría al apartamento», cuenta el periodista Dima Kalayi, describiendo cómo un grupo de personas unió sus fuerzas en un piso diminuto y comenzó a realizar programas para una emisora independiente siria. El piso de Damasco fue el primer lugar en el que pudieron reunir a gran parte del equipo de la nueva emisora.

«Queríamos que SouriaLi fuera un ejemplo de cómo nos gustaría que [fuera] Siria en el futuro», dice Caroline Ayub, una de los cuatro cofundadores de la emisora, que ayudó a montarlo todo desde el exilio. Ayub explica que querían mostrar la identidad diversa de Siria, al mismo tiempo que recordaban también la cultura que todos tienen en común. Por otro lado, les daba la sensación de que se recurría demasiado a los medios internacionales para informarse sobre su propio país.

«Para nosotros, el objetivo principal de la revolución era expresar la propia voz e identidad. Y para ello es esencial hacer que esa voz continúe», añade Ayub, que huyó a Marsella tras haber estado presa durante un mes en 2012 por distribuir huevos de Pascua con citas sacadas de la Biblia, junto a otras del Corán (las autoridades la acusaron de terrorismo).

SouriaLi, que puede traducirse como «Siria es mía», transmite las 24 horas y cuenta con podcasts, contenido visual y una app. Sin embargo, no compite contra los programas de noticias duras a tiempo real. La intención de la emisora es reflejar los problemas que sufre el país por medio de debates y tertulias —interactuando en vivo con el público por WhatsApp y Skype regularmente—, así como radionovelas y cuentacuentos.

Lo suyo es verdadera vocación. El informe del Comité para la Protección de los Periodistas, cuya publicación está prevista para noviembre, hará mención a la creciente gravedad de la situación de los periodistas sirios y espera que el país pase de estar en tercer lugar a ser la segunda nación más peligrosa en su índice global.

SouriaLi se vale de periodistas para recabar información, que luego contrasta con otras fuentes. Al contar con miembros provenientes de una amplia área geográfica dentro del país —aunque la mayoría viven ahora en el exilio—, su red de contactos en Siria es “extensa”, según Iyad Kalas, otro cofundador y director de programación. Explica que siempre examinan la procedencia de las fuentes y el modo en el que se ha obtenido la información para poder establecer su nivel de credibilidad.

Su serie semanal titulada Yadayel(“Trenzas”) cuenta historias de mujeres, como el trato que reciben en puestos de control, la experiencia de vivir en Raqa bajo el control del EI o cómo es trabajar en un hospital.

«Es muy importante para nosotras, porque así estás dándoles voz [a] las mujeres. La mayoría de estas mujeres provienen de una sociedad muy oprimida y conservadora», explica Ayub.

Llegó a haber 11 personas de la emisora en Siria, más las que trabajaban desde fuera. Hoy, sin embargo, solo queda un miembro del equipo en el país: muchos de ellos acabaron en la cárcel antes de marcharse de Siria, algunos por oponerse al gobierno y otros por enviar ayuda. La mayoría de los que no fueron arrestados, como Kalayi, que vive en Berlín desde 2013, abandonaron el país. Ayub describe SouriaLi como «un medio exiliado porque, por el momento, estamos en el exilio».

El equipo ahora suma 27 miembros, voluntarios incluidos, que trabajan desde 14 países distintos de Oriente Medio, Europa y Norteamérica.

La labor de reafirmar la diversidad de Siria supone facilitar el acceso a las ondas a todas las voces del grupo, ya sean kurdas, suníes, chiíes, alauíes, armenias, cristianas o de otro tipo. Kalayi produjo una serie titulada Fatush, en la que tomaba recetas típicas de las diferentes regiones y grupos de Siria y hablaba sobre identidad étnica y problemas a menudo ignorados, mano a mano con la gastronomía.

SouriaLi trata de incluir una variedad de perspectivas, aunque las figuras prorrégimen raras veces aceptan la invitación. Pese a todo, la emisora ofrece la oportunidad de expresarse a todos los puntos de vista. «Creemos firmemente que los medios de comunicación, como una emisora de radio, una plataforma, deberían ser para todos los sirios», afirma Ayub.

Sus emisiones atraen a un público numeroso: tienen más de 450.000 seguidores en Facebook. La emisora solía emitir en FM en 12 zonas de Siria, en las que compañeros locales se encargaban de la transmisión. Sin embargo, el régimen de Assad siempre prohibía la emisión en las regiones que caían bajo su dominio, y diferentes grupos de combate de la oposición, como Yabhat al Nusra (entonces vinculado con Al Qaeda, hoy rebautizado como Yabhat Fateh al Sham), han tratado de controlar el contenido de SouriaLi. Exigían, por ejemplo, que dejasen de emitir ciertos programas y música, como el contenido kurdo, o los obligaban a emitir el Corán. La emisora también recibió amenazas del Estado Islámico.

SouriaLi se negó a recibir órdenes del gobierno o de sus oponentes, y puso fin a su transmisión en FM a mediados de 2016. «Así que decidimos dejarlo», relata Ayub. «Dijimos: “Siria ya no es [solo] Siria de la frontera adentro. Siria es todos los sirios de cualquier lugar.” Tenemos millones de sirios fuera, en Europa. Todos necesitan la esperanza, la información que estamos emitiendo, así que recalibramos nuestro centro atención».

La emisora de radio pasó a ser solo en línea. Su página web está disponible para la población siria, tanto en los lugares donde no hay censura como a través de VPN. También hay una versión pensada para evitar la censura que solo incluye la emisión de radio en directo.

Kalas, que abandonó Siria por Francia en 2012, cuenta que ahora la emisora podría pasar a estar solo en internet, pues «Siria es un país virtual» con oyentes repartidos por todos los puntos del globo. SouriaLi calcula que alrededor del 40% de su audiencia online está ubicada en Siria, otro 40% lo forma su diáspora y otro 18% son oyentes de habla árabe, principalmente de Irak y Egipto.

Mantener la moral alta es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el equipo, según Kalas y Ayub. «Antes de 2011 no había realmente “medios” o “periodismo” en Siria», apunta Kalayi. Ahora, se siente optimista. «Tengo libertad para elegir los temas, cómo tratarlos, cómo presentarlos. Y esto es algo muy importante para mí como persona y como periodista». Y cuando las condiciones lo permitan, quiere volver a Siria y seguir haciendo eso mismo.

Ayub añade: «Yo creo que a un país [como] Siria le hacen falta miles y miles de proyectos de comunicación, muchas plataformas para que la gente se exprese, para debatir. Porque, sin debate, sin libertad de expresión, nunca existirá un país libre. Y esto, por supuesto, es aplicable a Siria también».

 

Rhodri Davieses periodista independiente. Ha escrito reportajes desde Catar, Egipto, Irak y Yemen.

 

Este artículo fue publicado en la revista Index on Censorship en otoño de 2017.

 

Traducción de Arrate Hidalgo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

By Rhodri Davies

Rhodri Davies is a freelance journalist who has worked in the Middle East and Latin America for most of the past decade

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