12 Jan 2018 | Journalism Toolbox Spanish
[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”Los «me gusta» de las redes sociales, las fotos graciosas y la búsqueda de la reacción inmediata son parte de la presión bajo la que se encuentra el periodismo veraz. Lo cuenta Richard Sambrook”][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]

Un miembro del público fotografía a Donald Trump en un mitin en Reno (Nevada) durante su campaña electoral, Darron Birgenheier/Flickr
[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
El periodismo serio se asfixia. Le están quitando el aire el comercialismo rampante y una insistente demanda de inmediatez, impacto y opiniones polarizadas en un mundo abierto las 24 horas. Los antiguos modelos de negocio fallan y, por el momento, no parece que haya una alternativa a las noticias serias capaz de imponer el interés público frente a lo que el público encuentra, simplemente, interesante.
Internet ha minado la autoridad del periodismo y la confianza depositada en él, reencauzando para sí tanto el público como la publicidad y distrayendo la atención con sensacionalismo, curiosidades y —cómo no— noticias falsas. Si bien la información leal es vital en toda democracia que se precie, hoy día todos estamos pagando el precio de su devaluación.
Fijémonos, por ejemplo, en Estados Unidos. Desde la derogación en 1987 del Principio de imparcialidad (fairness doctrine) —que obligaba a los canales de televisión a retransmitir informativos imparciales y equilibrados—, durante la presidencia de Ronald Reagan, el partidismo tanto en las tertulias de radio como en las cadenas informativas de televisión ha contribuido a un clima político polarizado y a la elección de un presidente populista. Los índices de audiencia controlan la publicidad, y el sensacionalismo, a su vez, controla esos índices. El drama de la campaña electoral de Donald Trump disparó las cifras de audiencia y, con ellas, los ingresos por publicidad. Como declaró Leslie Moonves, director ejecutivo de la CBS: «Puede que a Estados Unidos no le convenga [la candidatura de Trump], pero a CBS le ha venido de vicio».
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
El muro entre las operaciones comerciales y editoriales del periodismo se disuelve. Se espera que la publicidad nativa —relaciones públicas camufladas de periodismo— acuda al rescate comercial para plataformas como Buzzfeed o el New York Times. Si los lectores no se dan cuenta, o les da lo mismo, ¿importa que lo que antes llamábamos publicidad tenga ahora aspecto de noticia? No siempre, pero a medida que las relaciones públicas, la publicidad, el activismo político y el entretenimiento comienzan a mezclarse con el periodismo, se abre la puerta a la explotación y al pánico de las noticias falsas que hemos sufrido estos últimos meses. Son demasiadas las personas que ya no saben distinguir entre esas categorías de información, cosa que se debe en gran medida a que las empresas de comunicación son cómplices de su confusión. Un estudio de la universidad de Stanford descubrió que el 82% de los estudiantes no sabían distinguir entre contenido patrocinado y noticias independientes. En Reino Unido, una encuesta de YouGov para Channel 4 halló que solo el 4% de los encuestados podían distinguir con certeza entre una noticia falsa y una real.
Las redes sociales y los gigantes de la tecnología tienen gran parte de culpa. Jonah Peretti, cofundador de Buzzfeed y el Huffington Post, dijo recientemente que el comportamiento social ha cambiado el mundo de la comunicación para siempre. Según él, compartir es el sistema de medición clave, indicador del consumer value —la valoración de un producto o servicio por parte del consumidor—, y su compañía se fundamenta en medir y fomentar el contenido compartido.
Está claro que ha resultado en un éxito apabullante para muchas plataformas sociales. El problema es que el acto de compartir es un buen indicador de dicho consumer value, pero no así del citizen value —la obtención de beneficios definidos por la ciudadanía—. Compartir premia la sensación por encima de la autoridad, y fomenta una economía online basada en el clickbait, en la que no importa si algo es cierto o no lo es, mientras hagas clic y las empresas se suban al carro de tu curiosidad.
Así que una mentira extravagante acumulará un millón de visitas antes de que alguien repare en la verdad, más prosaica. En el mundo del periodismo, solía decirse: «si eres el primero y te equivocas, no eres el primero». Hoy, si eres uno de los adolescentes macedonios que se dedican a inventar noticias para amasar ingresos por publicidad, todo eso te da lo mismo.
La nueva economía de la información, en la que se valoran la sensación y la inmediatez por encima de la autoridad o la veracidad, ha contaminado el debate público y ha dejado a muchos ciudadanos profundamente confusos acerca del funcionamiento del mundo.
¿Qué se puede hacer al respecto? El problema es que los dos gigantes de internet —Facebook y Google— que hoy controlan la forma en la que nos enteramos de lo que pasa en el mundo son globales, y no rinden cuentas prácticamente a nadie salvo a sus accionistas. Y sus juntas, por supuesto, están mucho más interesadas en embolsarse enormes beneficios que en asumir responsabilidades sociales. Con todo, hay signos de que ambas empresas están respondiendo a lo que perciben como perjudicial para su marca, extirpando noticias falsas, alterando los algoritmos, apoyando programas de educación en medios de comunicación y ayudando a buscar un nuevo modelo económico para el periodismo. Es posible que estas acciones aligeren parte de la enorme presión que sufren los intentos serios por informar, pero hay mucho camino por recorrer.
Algunos proponen que haya más medios de comunicación públicos financiados por fundaciones. Pero iniciativas como esas normalmente se dan a pequeña escala y son insostenibles a largo plazo, o bien imposibles de reproducir en otros países que no gozan de una extendida filantropía.
Existen nuevas iniciativas procedentes de los grandes medios, como la inclusión de más servicios de verificación de datos y, en el caso de la BBC, un compromiso con el «periodismo lento»: un alejamiento deliberado de la demanda instantánea de Twitter a favor de un enfoque más pausado y reflexivo hacia la noticia. Un gesto digno de agradecer, pero que solo una organización de gran tamaño y financiación pública puede permitirse.
Ha llegado a reconocerse que los medios digitales se han adelantado tanto a la capacidad de casi cualquier persona de entenderlos, que es preciso un compromiso renovado con la alfabetización mediática —comprender y diseccionar los medios de forma más amplia—. Es crucial ayudar a la gente a pensar de forma crítica y a reconocer la diferencia cualitativa entre un tuit y un artículo bien fundamentado de una organización informativa responsable, pero es un proceso a largo plazo.
Mientras tanto, tenemos el periodismo que nos merecemos. Así que, piénsatelo dos veces antes de darle a me gusta en un titular sensacionalista de una fuente que no conoces: cada vez que lo haces, ayudas a dar forma al entorno mediático. Suscríbete a una organización de noticias serias de tu elección; el buen periodismo cuesta dinero. Y ve despacio: en lo que respecta a entender el mundo, la rapidez es una dudosa virtud.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Richard Sambrook es profesor de periodismo en la facultad de periodismo de la Universidad de Cardiff y exdirector del Servicio Mundial de la BBC.
Este artículo fue publicado en la revista de Index on Censorship en primavera de 2017.
Traducción de Arrate Hidalgo
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row content_placement=”top”][vc_column width=”1/3″][vc_custom_heading text=”The big squeeze” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2F2017%2F12%2Fwhat-price-protest%2F|||”][vc_column_text]The spring 2017 issue of Index on Censorship magazine looks at multi-directional squeezes on freedom of speech around the world.
Also in the issue: newly translated fiction from Karim Miské, columns from Spitting Image creator Roger Law and former UK attorney general Dominic Grieve, and a special focus on Poland.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”88803″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2017/12/what-price-protest/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.
Subscription options from £18 or just £1.49 in the App Store for a digital issue.
Every subscriber helps support Index on Censorship’s projects around the world.
SUBSCRIBE NOW[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
12 Jan 2018 | Journalism Toolbox Russian
[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”Титулованный кинодокументалист Марко Салюстро описывает журналистские проблемы освещения бедственного положения тысяч мигрантов, которые cбежали из стран «Черной Африки» и в настоящее время пребывают в Ливии “][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]

Ливийцы пытающиеся сбежать из страны на резиновой лодке в открытом море, Северо-запад от Триполя, Irish Defence Forces/Flickr
[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
«ПОЧЕМУ, ЕСЛИ ОНИ знают, что могут умереть в море, они все же приезжают?» Это вопрос, который задают многие европейцы, о продолжающемся потоке мигрантов, пытающихся перебраться из Африки в Италию, Грецию и другие части Европы в переполненных, зачастую непригодных для мореплаванья лодках, и многие из которых при этом гибнут.
Я хотел показать, что происходит на другой стороне Средиземного моря – в Ливии.
Работать в Ливии сложно и опасно, даже с хорошим знанием страны и хорошими связями. Мы не знаем, чего ожидать.
Мы обнаружили сотни людей, которые находятся в лагерях, ожидая и надеясь на лучшую жизнь. Некоторые были настолько истощавшими, что на их спинах торчали кости. Одна женщина сказала нам: «Что будет дальше, мы не знаем».
Мигранты очень хотят говорить на камеру, отчаянно пытаясь обратиться за помощью, и сказать: «Мы здесь, и мы люди, мы существуем». В некотором роде они верят, что если бы только внешний мир мог узнать, что-то могло бы измениться. Они не могут поверить, что они просто оставлены на произвол судьбы.
Эти отчаявшиеся эмигранты, которые бежали от террора в своей стране (Судан, Эритрея и Сомали), содержатся в огромных ангарах. Они вынуждены жить там, обычно с небольшим количеством воды или пищи, и рискуя быть избитыми. Находясь на полпути между домом и свободой, которую они ищут, они не знают, уедут ли они когда-нибудь из Ливии.
В рамках исследования для этой статьи мне был необходим доступ к правительственным центрам и допуск министерства внутренних дел. Это часто требует разрешений, выданных полицией или другими органами, и подразумевает множество дней, проведенных в залах ожидания, и телефонных звонков в разные офисы. Иногда даже такой подготовки было недостаточно. Например, когда я посещал официально контролируемый правительством центр Абу-Слим, несмотря на то, что встреча была организованна министерством и несмотря на сопровождающего меня офицера, ополченцы, которых заранее не предупредили, заблокировали наш визит. Когда мы вошли через ворота, несколько молодых ребят в шлепанцах и с пистолетами начали угрожать руководителю и офицерам.
Конечно, поскольку свободы слова в Ливии попросту нет, мы просто царапаем поверхность и пытаемся добраться как можно глубже, учитывая, что то, что мы видим, это далеко не полная картина. Во время моей работы все ополченцы, с которыми я встречался, стремились показать, насколько хорошо они контролируют мигрантов и, что удивительно, они вообще не пытались скрыть, как жестоко они с ними обращаются. В некотором роде, они, казалось, были уверены, что в Европе никого это не волнует, пока они в силах воспрепятствовать прибытию мигрантов на наши берега. Иногда единственной причиной, почему мне разрешали работать в лагере, было то, что ополчение полагало, что освещение в СМИ могло бы оказаться полезным для давления на правительство.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Самое страшное состоит в том, что мы видели и документировали хорошую сторону: то, что показано, считается приемлемым или даже чем-то, чем можно гордиться. Несмотря на это, условия жизни, которые я видел, были действительно суровые и насилие является частью повседневности. То, что происходит вне поля зрения, может быть даже более ужасающим.
Общественное мнение европейцев было потрясено, когда 18 апреля 2015 года более 800 мужчин, женщин и детей утонули в Средиземном море. После этого Европейский Союз выразил готовность бомбить лодки и порты, используемые для контрабанды мигрантов через море. Правительство Триполи, поддерживаемое исламистской коалицией «Рассвет Ливии», объявило намерение участвовать в борьбе против незаконной переправки людей и начало кампанию с целью показать серьезную борьбу с потоком мигрантов. Ливийское правительство также получает поддержку от ЕС, чтобы помочь контролировать переправы в Средиземноморье.
Мигранты стали ценным товаром в борьбе за власть, поскольку ливийские ополченцы, которые, как считается, играют важную роль в переправке людей, шагнули в миграционную политику, чтобы попытаться получить влияние на правительство.
Правительственные чиновники рассказали мне, что они не имеют достаточных ресурсов для выполнения, какого-либо объявленного правительством мероприятия, поэтому они наняли жестоких ополченцев «чтобы защитить берега и прекратить незаконное вторжение в Европу».
Истории мигрантов ужасны, они не вольны свободно говорить и то, что мы можем услышать от них – не вся реальность. Мигранты, с которыми я встретился снова, когда некоторым из них удалось добраться до Европы, рассказывали мне о пытках и убийствах как о повседневной рутине.
Я думал, что важно рассказать о том, что происходит, но пребывает за пределами видимости европейцев. Хотя общественность требовала больших усилий, чтобы спасти жизни мигрантов в Средиземном море, действия, предпринятые правительством Триполи для проявления себя как надежного партнера ЕС в контроле над миграционным потоком, ухудшали условия жизни и увеличивали опасность для мигрантов в Ливии.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Марко Салюстро, автор специального выпуска «Вайс Ньюс» «Европа или смерть: торговля мигрантами в Ливии» и победитель премии имени Рори Пека 2016 года
Статья впервые напечатана в выпуске журнала Индекс на Цензуру (весна 2017)
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row content_placement=”top”][vc_column width=”1/3″][vc_custom_heading text=”Fashion Rules” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2F2017%2F12%2Fwhat-price-protest%2F|||”][vc_column_text]The winter 2016 issue of Index on Censorship magazine looks at fashion and how people both express freedom through what they wear.
In the issue: interviews with Lily Cole, Paulo Scott and Daphne Selfe, articles by novelists Linda Grant and Maggie Alderson plus Eliza Vitri Handayani on why punks are persecuted in Indonesia.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”82377″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2017/12/what-price-protest/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.
Subscription options from £18 or just £1.49 in the App Store for a digital issue.
Every subscriber helps support Index on Censorship’s projects around the world.
SUBSCRIBE NOW[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
12 Jan 2018 | Journalism Toolbox Spanish
[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”El galardonado cineasta Marco Salustro describe los desafíos periodísticos que supone documentar la difícil situación de los miles de migrantes huidos de África subsahariana, ahora retenidos en Libia”][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]

Varios libios intentan huir del país por mar en una embarcación de goma al noroeste de Trípoli, Irish Defence Forces/Flickr
[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
«¿Por qué, si saben que podrían morir en el mar, siguen viniendo?». Esa es la pregunta que se hacen muchos europeos sobre la constante marea de migrantes que intentan cruzar de África a Italia, Grecia y otras partes de Europa, hacinados en barcas a menudo no aptas para navegar, muchos de ellos muriendo en el intento.
Quise mostrar lo que está pasando al otro lado del Mediterráneo, en Libia. Trabajar en el país es difícil y peligroso, incluso aunque conozcas el lugar y tengas buenos contactos. No sabíamos qué esperar.
Lo que descubrimos fueron cientos de personas retenidas en campos, esperando, soñando con una vida mejor. Algunos estaban tan delgados que se les veían los huesos de la espalda. «No sabemos qué viene después», nos dijo una mujer.
Los migrantes se muestran ansiosos por hablar a la cámara, desesperados por pedir auxilio, por decir: «Estamos aquí y somos humanos, existimos». En cierto modo creen que, si el mundo ahí fuera lo supiese, pasaría algo y cambiarían las cosas. No se pueden creer que estén abandonados a su suerte.
Estos refugiados, personas desesperadas que huyen del terror en su propio país (Sudán, Eritrea y Somalia), están alojados en hangares gigantes. Los obligan a vivir allí, a menudo con comida y agua escasas, y corren el riesgo de sufrir palizas. Habitantes de una zona a medio camino entre su tierra natal y la libertad que ansían, no tienen ni la más remota idea de si podrán dejar Libia algún día.
Durante mi investigación sobre el tema, necesité acceder a centros controlados por el gobierno y obtener el permiso del ministerio del interior. Un requisito habitual son las autorizaciones firmadas por la policía u otros cuerpos, cosa que supone pasar días enteros en salas de espera y hacer múltiples llamadas a diversas oficinas. A veces ni siquiera esos preparativos bastaban, como cuando en una ocasión visité el centro Abu Slim, oficialmente controlado por el gobierno. Aunque la visita la había organizado el ministerio e iba acompañado por un agente, los milicianos, a quienes no habían consultado con antelación, nos vetaron la ventrada. Al cruzar las puertas, un grupo de jóvenes en sandalias y armados con pistolas amenazaron al director y a los agentes.
Por supuesto, al no haber libertad de prensa en Libia, apenas rascamos la superficie y tratamos de ahondar tanto como sea posible, teniendo en cuenta que lo que vemos nunca es toda la realidad.
Mientras trabajaba, todas las milicias con las que me encontré demostraban de buena gana lo bien que se les daba controlar a los migrantes, y lo más increíble de todo es que no se preocupaban por ocultar todos los abusos que perpetraban. En cierto modo parecían creer que en Europa nada de esto nos importa, mientras sigan encargándose de que no lleguen migrantes a nuestras costas. En algunos casos, la única razón por la que me permitían trabajar en un campo era porque la milicia creía que la visibilidad de los medios podría servir para presionar al gobierno.
Lo más aterrador de todo es que lo que veíamos y documentábamos era solo la mejor parte: lo que enseñan lo consideran aceptable, incluso una fuente de orgullo. Aun así, las condiciones de vida que presencié eran extremas y los abusos estaban a la orden del día. Es posible que lo que pasa cuando nadie mira sea aún más horrible.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
La muerte de más de 800 hombres, mujeres y niños ahogados en el Mediterráneo el 18 de abril de 2015 conmovió la opinión pública europea. Después de aquello, la Unión Europea declaró estar dispuesta a bombardear los barcos y puertos involucrados en el transporte de migrantes por mar. El gobierno de Trípoli, que cuenta con el apoyo de la coalición islamista Amanecer Libio, declaró su intención de intervenir en la lucha contra el tráfico de personas, e inició una campaña con la intención de demostrar que no se andaba con chiquitas a la hora de contener la llegada de migrantes. El gobierno libio también recibe apoyo de la UE a cambio de ayudar a controlar el tráfico en el Mediterráneo.
Los migrantes se han convertido en una valiosa moneda de cambio en la pugna por el poder, pues las milicias libias —de las que se cree que cumplen un papel fundamental en el mercado del tráfico de personas— se metieron en política de migración para tratar de ejercer más influencia sobre el gobierno.
Varios funcionarios del estado me contaron que no tenían los recursos suficientes para llevar a cabo ninguna de las operaciones anunciadas por el gobierno, así que habían contratado la fuerza bruta de las milicias «para asegurar las costas y evitar que se cruce ilegalmente hasta Europa».
Las historias que cuentan los migrantes son espantosas, no pueden hablar con libertad y lo que nos llega de ellos no es toda la verdad. Los migrantes con los que volví a encontrarme, cuando algunos de ellos lograron llegar a Europa, me hablaron de torturas y matanzas como parte de la rutina diaria.
Me pareció importante contar esta historia para revelar lo que ocurre más allá de donde alcanza la vista de los europeos. Mientras el público exigía un mayor esfuerzo por salvar las vidas de los migrantes en el mar Mediterráneo, los intentos del gobierno de Trípoli por mostrarse como un colaborador de confianza en las actividades de control de la migración de la UE no han hecho más que empeorar las condiciones de vida y multiplicar los peligros que sufren los migrantes en Libia.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Marco Salustro produjo el especial Europe or Die, Libia’s Migrant Trade para VICE news y es ganador del premio Rory Peck 2016 al mejor reportaje
Este artículo fue publicado en la revista de Index on Censorship en invierno de 2016
Traducción de Arrate Hidalgo
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row content_placement=”top”][vc_column width=”1/3″][vc_custom_heading text=”Fashion Rules” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2F2017%2F12%2Fwhat-price-protest%2F|||”][vc_column_text]The winter 2016 issue of Index on Censorship magazine looks at fashion and how people both express freedom through what they wear.
In the issue: interviews with Lily Cole, Paulo Scott and Daphne Selfe, articles by novelists Linda Grant and Maggie Alderson plus Eliza Vitri Handayani on why punks are persecuted in Indonesia.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”82377″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2017/12/what-price-protest/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.
Subscription options from £18 or just £1.49 in the App Store for a digital issue.
Every subscriber helps support Index on Censorship’s projects around the world.
SUBSCRIBE NOW[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
12 Jan 2018 | Journalism Toolbox Arabic
[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”يصف المخرج المخضرم ماركو سالوسترو التحديّات الصحفية عند تغطية محنة الآلاف من المهاجرين من أفريقيا جنوب الصحراء الكبرى والمحتجزين حاليا في ليبيا”][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]

ليبيون يحاولون الهرب من البلاد على متن قارب مطّاطي في المياه شمال غرب العاصمة طرابلس, Irish Defence Forces/Flickr
[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
“إذا كانوا يعلمون بأنهم قد يموتون في عرض البحر، فلماذا يستمرّون بالقدوم هنا؟” هذا السؤال يطرحه العديد من الأوروبيين حول استمرار تدفّق المهاجرين الذين يحاولون العبور من أفريقيا إلى إيطاليا واليونان وأجزاء أخرى من أوروبا على متن قوارب مزدحمة وأحيانا غير صالحة للإبحار، حيث يفقد كثير منهم حياتهم قبل الوصول.
أردّتُ إظهار ما يحدث على الجانب الآخر من البحر الأبيض المتوسط، وتحديدا في ليبيا. لكن العمل في ليبيا صعب ومحفوف بالخطر، حتى لو كان لدى الصحفي معرفة واسعة بالبلاد وصلات جيدة. فنحن لم نكن نعرف ما يجب علينا أن نتوقعه. اكتشفنا أنه يوجد هناك مئات من الأشخاص المحتجزين في المخيمات، وهم ينتظرون ويأملون في حياة أفضل. البعض منهم كان نحيلا لدرجة أن عظامهم كانت بارزة من تحت جلودهم. “نحن لا نعلم ماذا سوف يحدث لنا الآن”، تتحسّر إحدى النساء هناك.
أبدى هؤلاء المهاجرون رغبة كبيرة في التحدث أمام الكاميرا، رمبا في محاولة يائسة لطلب المساعدة، وليقولوا: “نحن هنا…نحن بشر، ونحن موجودون”. كانوا يعتقدون بأنه ربما إذا علم العالم الخارجي عن محنتهم، فقد يحدث شيء ما ليغيّر أوضاعهم. هم لا يصدّقون أن العالم تركهم ليواجهوا مصيرهم هكذا.
يقيم هؤلاء اللاجئون اليائسون الذين يهربون من الاضطرابات في بلادهم (السودان وإريتريا والصومال) في حظائر ضخمة، حيث هم مجبرون على العيش ولا يحصلون في معظم الأحيان الّا على كميات قليلة من الماء والغذاء، كما أنّهم يتعرّضون للضرب. هنا، في منتصف الطريق بين بلادهم وبين الحرية التي يسعون للوصول اليها، ليس لديهم أيّ فكرة ما إذا كانوا سيغادرون ليبيا أبدا.
خلال قيامي بجمع المعلومات من أجل هذا التقرير، كان يتعيّن عليّ الحصول على إذن من وزارة الداخلية لزيارة المراكز التي تديرها الحكومة. وكثيرا ما كان ذلك يتطلب تصاريح موقعة من الشرطة أو هيئات الأخرى، حيث قد يقضي المرء أيّاما بأكملها في غرف الانتظار ويضطر الى اجراء مكالمات هاتفية متعددة إلى مختلف الجهات. ولكن في بعض الأحيان، حتى ذلك القدر من التحضيرات لم يكن كافيا، ففي أحد المرّات خلال زيارتنا الى مركز أبو سليم الذي تسيطر عليه الحكومة بشكل رسمي، وعلى الرغم من أن الزيارة كان قد تم ترتيبها مسبقا من قبل الوزارة التي أرسلت ضابطا برفقتي الى المخيّم، منعنا رجال الميليشيات الذين لم يتم قد تم استشارتهم مسبقا من الدخول. عند عبورنا البوابة رأينا عددا من الشبّان يرتدون الشبشب ويحملون المسدسات يهدّدون المدير والضبّاط هناك.
بطبيعة الحال، وبما أنه لا توجد هناك حرية صحافة في ليبيا، فإن جلّ ما يمكننا فعله هو الحفر قليلا تحت السطح ومحاولة النزول الى العمق بأكبر قدر ممكن، مع الأخذ في الاعتبار أن ما
نراه لا يمكن أن يكون هو الواقع بكامل صورته.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
خلال عملي، كانت جميع الميليشيات التي التقيت بها حريصة على التباهي بقدرتها على السيطرة على المهاجرين، ومما يثير الدهشة، فأنهم لم يكونوا مهتمين على الإطلاق بإخفاء الاعتداءات التي يرتكبونها ضدهم. وبدا كأنّهم يعتقدون أن لا أحدا في أوروبا يكترث بذلك، طالما أنّهم يقومون بمنع المهاجرين من الوصول الى شواطئهم. في بعض الحالات، كان السبب الوحيد الذي سمح لي من أجله بالعمل في أحد المخيمات هو أن الميليشيات اعتقدت أن التغطية الإعلامية قد تكون مفيدة للضغط على الحكومة.
ولكن أخطر شيء هو أن ما كنا نراه ونقوم بتوثيقه كان الجانب الجيّد، أي أن ما تم السماح لنا برؤيته كان يعتبر مقبولا أو حتى شيء يفتخر به، ولكن على الرغم من ذلك، كانت الظروف المعيشية التي رأيتها قاسية حقا والانتهاكات مجرّد جزءا من الحياة الطبيعية في المخيّمات. ما يحدث بعيدا عن الأنظار قد يكون أكثر فظاعة بكثير.
صدم الرأي العام الأوروبي عندما غرق أكثر من 800 رجل وامرأة وطفل في المتوسط في 18 نيسان / أبريل 2015. وعقب ذلك، أعرب الاتحاد الأوروبي عن استعداده لقصف القوارب والموانئ المستخدمة لتهريب المهاجرين عبر البحر. وأعلنت حكومة طرابلس، المدعومة من قبل تحالف فجر ليبيا الإسلامي، عزمها على المشاركة في الكفاح ضد تهريب البشر، وبدأت حملة تهدف إلى إظهار جديتها بشأن كبح تدفّق المهاجرين. كما تتلقى الحكومة الليبية الدعم من الاتحاد الأوروبي للمساعدة في مراقبة الهجرة عبر البحر الأبيض المتوسط.
لقد أصبح المهاجرون سلعة قيّمة في إطار المعركة لأجل السلطة حيث قامت الميليشيات الليبية، التي يُعتقد على نطاق واسع بأنها متوّرطة بشكل كبير في تهريب البشر، بالتدّخل في مسألة الهجرة لاكتساب النفوذ والتأثير على الحكومة.
وقال لي مسؤولو الحكومة إنهم ليس لديهم ما يكفي من الموارد لتنفيذ أي من الاجراءات التي أعلنتها الحكومة لذا اضطروا الى التعامل مع الميليشيات العنيفة “لتأمين الشواطئ ووقف العبور غير الشرعي إلى أوروبا”.
قصص المهاجرين مروّعة، وهم لا يستطيعون التحدّث بحرية. وما نستطيع أن نسمعه منهم لا يعكس الواقع بكامله. بعض المهاجرين الذين التقيت بھم مجدّدا عندما وصلوا إلی أوروبا أخبروني أن أعمال القتل والتعذيب كانت جزءا من روتينهم الیومي.
اعتقدت أنه من المهم تغطية هذه القصة لإظهار ما يحدث بعيدا عن مرأى الشعب الأوروبي. فبينما كان الرأي العام يطالب ببذل جهد أكبر لإنقاذ حياة المهاجرين في البحر الأبيض المتوسط، كانت الإجراءات التي اتخذتها حكومة طرابلس لإظهار نفسها كشريك موثوق به للاتحاد الأوروبي في السيطرة على تدفّق المهاجرين تفاقم من معاناة المهاجرين في ليبيا وتضعهم في خطر أكبر.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
ماركو سالوسترو هو مخرج وثائقي “أوروبا أو الموت” لصالح فايس نيوز، وحائز على جائزة روري بيك للصحافة في عام ٢٠١٦.
ظهر هذا المقال أولا في مجلّة “اندكس أون سنسورشيب” بتاريخ ١٩ يناير/كانون الثاني 2017
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row content_placement=”top”][vc_column width=”1/3″][vc_custom_heading text=”Fashion Rules” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2F2017%2F12%2Fwhat-price-protest%2F|||”][vc_column_text]The winter 2016 issue of Index on Censorship magazine looks at fashion and how people both express freedom through what they wear.
In the issue: interviews with Lily Cole, Paulo Scott and Daphne Selfe, articles by novelists Linda Grant and Maggie Alderson plus Eliza Vitri Handayani on why punks are persecuted in Indonesia.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”82377″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2017/12/what-price-protest/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.
Subscription options from £18 or just £1.49 in the App Store for a digital issue.
Every subscriber helps support Index on Censorship’s projects around the world.
SUBSCRIBE NOW[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]