Los peligros de la autorregulación

[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”La estrechez de miras de los gobiernos y la industria están poniendo en jaque a la libertad de expresión, asegura Ian Brown
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Yuri Samoilov/Flickr

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Una de las protecciones clave de la libertad de expresión en redes es la capacidad que tienen los proveedores de servicios de Internet (ISP) de permitir el acceso de sus usuarios a contenido de todas partes del mundo. En Estados Unidos, la Unión Europea y muchos otros países, las ISP están exentas de responsabilidad por transmitir páginas web desde sitios remotos a sus usuarios. Como «meros conductos», no necesitan instaurar los exhaustivos controles por difamación o infracción de copyright que se exigen a los medios impresos. Incluso cuando actúan como servidores para sitios web, las ISP están exentas de responsabilidad sobre el contenido de los usuarios siempre y cuando el material ilegal se retire cuando se les notifique. Esta es una de las razones de la explosiva proliferación de contenido accesible en las redes en los últimos diez años.

Últimamente, sin embargo, los gobiernos han estado buscando la manera de hacer que las ISP desempeñen una función más firme como reguladoras del ciberespacio. Concretamente, están animando a las ISP a tomar medidas con respecto a las infracciones de copyright online, el intercambio de imágenes de abuso de menores y el uso de internet para promover el terrorismo.

Estas medidas podrían perjudicar gravemente la libertad de comunicación de todos los individuos. Si bien los usuarios de internet más experimentados suelen saber esquivar los bloqueos que introducen las ISP, la mayoría de la gente no está muy familiarizada con estas herramientas de sorteo de obstáculos, como pueden ser los proxys o la encriptación. Los gobiernos democráticos están debatiendo la restricción de una amplia gama de material, como información sobre la eutanasia y el suicidio, pornografía «extrema» y la «glorificación» del terrorismo.

Los gobiernos están animando a las ISP a tomar medidas de autorregulación del tipo «amable», con métodos de decisión administrativos, no judiciales, de sancionar a usuarios y páginas web. Algunas ISP han introducido cláusulas en sus contratos que les permitan desconectar a ciertos usuarios una vez se dé un número concreto de alegaciones de infracción de copyright contra ellos. La Unión Europea está alentando el desarrollo de líneas telefónicas directas financiadas por la industria que permitan al público denunciar imágenes de abuso infantil, siguiendo el ejemplo de la Internet Watch Foundation británica, según el cual algunas ISP deniegan automáticamente el acceso a webs que hayan sido denunciadas. El gobierno neerlandés ha aprobado un código de conducta que promueve la eliminación de material «indeseable» y «dañino» entre las ISP.

Si bien es cierto que estos planes son más flexibles y menos pesados que una regulación legislativa, lo más habitual es que prescindan de la imparcialidad procesal y la protección de los derechos fundamentales que se promueven desde el escrutinio independiente, tanto judicial como parlamentario. Pocos planes incluyen una protección substancial de los derechos individuales de expresión, asociación o intimidad. A menudo se introducen bajo amenaza de legislación o litigios, decididos y realizados a puerta cerrada «al amparo de la ley», sin consideración por la ciudadanía ni participación por parte de esta.

La aplicación del copyright

Las industrias musical y cinematográfica han pasado gran parte de la última década aterrorizadas por el nivel de infracciones de copyright existente en internet. En general, su reacción ha sido un alud de pleitos contra personas que comparten archivos. Los casos ascienden actualmente a 60.000 solo en Estados Unidos. Sin embargo, parece haber afectado más bien poco al volumen de archivos que se comparten, generando al mismo tiempo una decente cantidad de mala prensa. «Grupo de música demanda a sus fans» no es el tipo de cobertura mediática que a los artistas les gusta ver.

Las industrias del contenido intentan ahora encontrar modos más sencillos de desconectar a usuarios y páginas acusadas de infracción. Desde 2007, han estado alentando a las ISP a filtrar el acceso a internet de sus usuarios, bloquear el acceso a software P2P e implementar planes de «tres strikes», según los cuales se bloquea a los usuarios después de tres alegaciones (sin verificar) de infracción de copyright (http://www. eff.org/ les/ lenode/effeurope/ifpi_ ltering_memo.pdf). Las ISP que se han negado han recibido acusaciones de estar robándoles las ganancias a los músicos, e incluso se las ha animado (como hizo Bono, líder de U2, en un artículo de opinión para el New York Times) a liderar el rastreo de malhechores pertenecientes al gobierno Chino.

En el caso irlandés de EMI contra Eircom (2008), ciertos sellos musicales emprendieron acciones legales para exigir a una importante ISP que filtrase el intercambio de archivos por P2P. De haber ganado, no hay duda de que habría supuesto el bloqueo masivo de intercambios legítimos de archivos, pues las ISP no están facultadas para decidir si un uso específico de una obra protegida está autorizado o no. Se desestimó el caso cuando Eircom accedió a modificar los contratos con sus clientes para permitir que se desconecte a los usuarios que ignoren las advertencias de una presunta infracción de copyright.

La ISP británica Virgin Media accedió en 2008 a enviar cartas de advertencia a clientes que la Industria Fonográfica Británica identificaba compartiendo música ilegalmente. Sin embargo, ninguna de las partes ha publicado datos sobre si estas acciones han reducido el nivel de infracciones del copyright en la red de Virgin. Otras ISP británicas, como Carphone Warehouse, se han negado a participar en esta campaña «educativa».

Los titulares del copyright han estado ejerciendo presión sobre los políticos para que algunas medidas autorreguladoras sean obligatorias, con éxito parcial. Francia fue la primera en introducir la ley de los «tres strikes», con su loi favorisant la diffusion et la protection de la création sur internet de 2009. Tras recibir tres alegaciones de infracción de un usuario en un periodo de 18 meses, una agencia del gobierno podría exigir a las ISP que suspendan la conexión de ese individuo de dos a 12 meses. La primera versión de la ley violaba la presunción de inocencia y los derechos a la libertad de comunicación y expresión, según el gabinete constitucional. La ley ha sido revisada y requiere de la presencia de un juez que decida sobre la suspensión del acceso al usuario en cuestión.

La Digital Economy Bill presentada actualmente en el parlamento británico permitiría al gobierno exigir a las ISP que introduzcan «medidas técnicas» para reducir la velocidad de conexión de un usuario, bloquearle el acceso a ciertas webs o suspender la conexión sin necesidad de supervisión judicial. No obstante, el proyecto de ley ha recibido críticas incluso de la industria musical por «no ser […] una ley racional o bien planteada», que están «intentando pasar a toda prisa en los últimos meses de un gobierno impopular» (http://newsblog. thecmuwebsite.com/post/Pure-Mint-boss-resigns-BPI-committee-over- Digital-Economy-Bill.aspx). El gobierno español ha introducido un proyecto de ley que permitiría al cuerpo administrativo exigir a las ISP que bloqueen webs comerciales que estén poniendo a disposición del público obras infractoras de copyright. Por otro lado, la coalición del gobierno alemán declaró recientemente: «No aceptaremos iniciativas que ofrezcan posibles modos jurídicos de bloquear el acceso a internet en casos de infracciones de copyright».

A nivel europeo, Viviane Reding —a punto de ser comisaria de justicia, derechos fundamentales y ciudadanía— ha advertido a los países de la Unión que no desconecten a quienes están presuntamente compartiendo contenido. En noviembre de 2009, Reding avisó a la autoridad reguladora de telecomunicaciones en España que «la represión no resolverá por sí sola el problema de la piratería en internet; puede que en muchos aspectos incluso vaya en contra de los derechos y libertades que han sido parte de los valores europeos desde la Revolución Francesa».

No obstante, al mismo tiempo, la Comisión Europea está negociando en secreto un nuevo tratado contra las falsificaciones junto a EE.UU., Japón y otras naciones desarrolladas que exigiría una política de tres strikes. El texto del borrador es tan polémico que, el verano pasado, el representante comercial de Estados Unidos se negó a compartir una versión escrita con la comisión, que informaba en un memorándum filtrado de que «estos debates internos fueron delicados, dados los diferentes puntos de vista concernientes al capítulo de internet, tanto dentro de la Administración, con el Congreso y entre los accionistas (proveedores de contenido por un lado, partidarios de la «libertad» en internet por el otro)».

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Imágenes de abuso infantil

El uso de internet para la distribución de imágenes de abusos sexuales a niños es claramente abominable, igual que lo es fuera de las redes. Las ISP han estado bajo gran presión desde mediados de los 90 para intentar bloquear este contenido. La policía metropolitana de Londres amenazó en 1996 con incautarse de los servidores de las ISP británicas a menos que bloqueasen algunos foros de Usenet. Además de acceder a la petición, las ISP formaron la Internet Watch Foundation (IWF) para establecer unos parámetros de rastreabilidad de sus usuarios y operar un número de teléfono desde el que recibir avisos de individuos que hubieran encontrado imágenes ilegales de abusos.

Los propios analistas de la IWF deciden si las imágenes son ilegales de acuerdo con la ley británica. Después se pasan los informes a las ISP de Reino Unido, que retiran el contenido ilegal de sus servidores, y a la policía de otros países, por medio del Organismo contra la Delincuencia Organizada Grave, para ISP extranjeras.

A consecuencia de la enorme presión ejercida por el gobierno, la mayoría de las ISP de consumo en Reino Unido utilizan hoy día un sistema «Cleanfeed», desarrollado por la empresa British Telecom, para bloquear el acceso de clientes a páginas web en la lista negra de la IWF. El ministro británico de Interior, Vernon Coaker, dijo a la Cámara de los Comunes en marzo de 2009 que «el gobierno se ha comprometido a alcanzar un 100% de bloqueo en redes comerciales… Si ese enfoque no funciona, estamos considerando varias opciones alternativas, incluida la vía legislativa si es necesario». Sin embargo, en octubre de 2009 decidieron que la tasa de bloqueo «voluntario» del 98,6% hacía la legislación innecesaria.

El modelo británico de autorregulación se ha imitado ampliamente. Los números de teléfono existen en Australia, Canadá, Taiwán, Japón, Rusia, Sudáfrica, Corea del Sur, Estados Unidos y por toda Europa, aunque las listas de contenido ilegal están en control policial, en lugar de mediante organizaciones independientes. La Comisión Europea ha financiado la Asociación Internacional de Líneas Directas de Internet desde 1999 al amparo del programa «sobre la seguridad en internet».

La Comisión Europea también financia la red policial CIRCAMP, que ha desarrollado un sistema de bloqueo para ISP llamado Child Sexual Abuse Anti-Distribution Filter. Lo utilizan ISP de Dinamarca, Finlandia, Italia, Malta, Noruega y Suecia. Solo el gobierno alemán ha optado por reevaluar el plan, con un periodo de prueba de 12 meses enfocado en la retirada de material en el origen en lugar de exigir bloqueos a las ISP.

 El hecho de que las ISP bloqueen automáticamente, sin decisión judicial, el acceso a contenido web que figure en listas negras secretas supone un importante problema de libertad de expresión. En Reino Unido, a los usuarios que intenten acceder a páginas bloqueadas —incluidas las de webs como la Wikipedia o el Internet Archive— normalmente solo se les informa de que la página no existe. A los sitios web extranjeros no se les suele notificar, ni se les da la oportunidad de protestar contra la decisión de bloquearlos. La situación deja mucho que desear según los estándares estadounidenses de libertad de expresión, sobre los cuales el Tribunal Supremo de Estados Unidos, en el caso de 1965 Freedman contra Maryland, dictaminó: «Solo un fallo judicial en un procedimiento contencioso asegura la sensibilidad necesaria para con la libertad de expresión, solo un procedimiento que requiera un fallo judicial valdrá para imponer una restricción final válida».

Se han filtrado varias listas negras de distintos países, y al parecer incluyen contenido legal, si bien en ocasiones de mal gusto. Se han publicado supuestas listas de bloqueo de Australia, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Tailandia. La lista de Australia al parecer incluía «portales de póker online, enlaces de YouTube, webs de porno gay y heterosexual, páginas sobre la eutanasia, páginas de religiones periféricas además de algunas concernientes al cristianismo y las páginas de inicio de empresas y médicos privados». La lista finlandesa incluía una web que criticaba el sistema finlandés de bloqueo y la lista de dominios bloqueados. Según el responsable del sitio, Matti Nikki, la policía nacional se ha negado a retirar la web de la lista negra, y un tribunal administrativo ha rechazado recibir su queja incluso después de que un fiscal rehusase presentar cargos contra Nikki por falta de pruebas (http://lapsiporno.info/english-2008–02–15.html).

 Recientemente, el gobierno belga ha criticado los procesos judiciales de bloqueo de sitios web por ser demasiado pesados. Su Unidad Federal de Crimen Informático detecta de 800 a 1.000 páginas con imágenes de abuso infantil cada año, pero raras veces recurre a los tribunales para hacer que las bloqueen. El ministro de empresa, Vicent Van Quickenborne, ha propuesto en su lugar un protocolo de autorregulación según el cual las ISP podrían bloquear contenido ilegal, incluidas páginas racistas, de odio y de fraude por internet, sin necesitar de una decisión judicial.

La Comisión Europea ha propuesto extender sistemas de bloqueo por toda la UE, por mucho que se estén acumulando las pruebas de que el impacto es mínimo sobre la distribución de imágenes de abuso infantil. Graham Watson, eurodiputado y antiguo presidente del comité de las libertades civiles del Parlamento Europeo, afirmaba en octubre de 2009 que «la protección de los niños es una cuestión de extrema importancia, pero esto no quiere decir que la comisión pueda proponer medidas que, además de ser totalmente inútiles, acarreen duraderas consecuencias para el derecho a la libertad de comunicación en Europa».

La lucha contra el terrorismo y la expresión «extremista»

Muchos estados europeos ven en internet un frente propagandístico en su «guerra contra el terror», y han prohibido la «glorificación», «apología» o «promoción pública» del terrorismo. Es muy difícil para los tribunales, por no mencionar los cuerpos de policía y las agencias administrativas, interpretar lenguaje tan vago en un área tan polémica, al mismo tiempo que protegen la libertad de expresión.

Desde 2007, Europol ha coordinado el programa «Check the Web» para monitorizar páginas web de extremismo islámico, y mantiene una lista de direcciones web y comunicados realizados por organizaciones terroristas. La propuesta inicial del proyecto sugería que «deben monitorizarse numerosas páginas web en una amplia variedad de idiomas, evaluándolas y, de ser necesario, bloqueándolas u obligándolas a cerrar»; no obstante, aún no es el caso. Los gobiernos alemán, neerlandés, checo y británico están investigando los aspectos prácticos en un programa de investigación que «aborde la prevención de contenido terrorista en internet». En su plan para los próximos cinco años, la Comisión Europea ha propuesto que, para reducir la amenaza terrorista, «han de facilitarse medios técnicos adecuados y debe mejorar la cooperación entre los sectores privado y público. El objetivo es restringir la diseminación de propaganda terrorista y el apoyo práctico a operaciones terroristas».

Varios estados miembros ya están hablando del uso de poderes para exigir a las ISP que bloqueen páginas extremistas. La Asamblea Nacional Francesa está debatiendo la loi d’orientation et de programmation pour la performance de la sécurité intérieure, que obligaría a las ISP a bloquear «sin demora» el acceso a páginas de una lista secreta en poder del ministerio del interior. El gobierno neerlandés ha aprobado un código de conducta que promueve que las ISP desarrollen criterios para eliminar material «indeseable» y «dañino». El gobierno británico no ha pronunciado palabra al respecto últimamente, pero en 2008 la por entonces ministra del interior Jacqui Smith declaró al canal Radio 4 de la BBC: «Tenemos que trabajar con los proveedores de servicios de internet, tenemos que usar de una vez por todas las lecciones que hemos aprendido sobre cómo proteger a nuestros hijos de los pedófilos y del acoso sexual en internet, para dar forma al modo en el que lo usaremos para prevenir el extremismo violento y hacer frente al terrorismo también».

Es relativamente sencillo definir qué es una imagen de abuso infantil. A la comunidad internacional le está costando encontrar una definición sólida de «terrorismo», por no hablar de su exaltación o fomento. Hasta la respetada abogada de derechos humanos Cherie Booth, consejera de la reina, llegó a ser acusada de fomentar el terrorismo por sus declaraciones de 2002 a la BBC: «Mientras los jóvenes sientan que su única esperanza es hacerse volar por los aires, nunca avanzaremos».

Los intentos por bloquear el acceso a material «extremista» en internet, por lo tanto, probablemente interfieran en gran medida con la capacidad de los usuarios para hablar sobre la situación en Afganistán, Irak y los territorios Palestinos, entre otros. El bloqueo sería de proporcionalidad cuestionable, dado su impacto limitado en ciertos usuarios. La reducción de la radicalización es un objetivo totalmente legítimo, pero en un estudio reciente de estrategias posibles, Tim Stevens y Peter R. Neumann llegaron a la conclusión de que bloquear páginas es «rudimentario, costoso y contraproducente».

Es fácil entender el atractivo que tienen las soluciones «autorreguladoras» para el gobierno y la industria frente a problemas sociales complejos, como lo son la infracción del copyright, las imágenes de abuso infantil y la radicalización de terroristas. Con ellas, podría creerse que los gobiernos están «haciendo algo», que a corto plazo podría resultar razonablemente efectivo, mientras reducen los costes policiales y el escrutinio de tribunales y cuerpos legislativos. Las ISP se llevan los aplausos por su «responsabilidad social» mientras eluden el peso de una regulación potencialmente más intensa.

El escrutinio parlamentario no es garantía automática de la calidad de una ley, especialmente cuando gobiernos como el del nuevo laborismo en Reino Unido se sirven de ella para «enviar mensajes» en lugar de tomar medidas efectivas y proporcionadas. El sistema judicial es de lenta reacción por necesidad frente a una tecnología y ambiente político que avanzan vertiginosamente, con casos clave que el Tribunal Europeo por los Derechos Humanos a menudo tarda una década en cerrar. Organismos intergubernamentales como la Unión Europea y el Consejo de Europa han actuado más rápidamente proponiendo nuevas medidas contra la distribución de archivos, imágenes de abuso infantil y discursos extremistas que para proteger los derechos fundamentales en la era de la información.

Con todo, son las mejores instituciones con las que contamos para proteger la libertad de expresión y los derechos vinculados a esta contra las acciones de gobiernos e industrias cortas de miras. El Consejo de Europa ha recomendado, tarde, que el bloqueo solo debería darse si «concierne a contenido específico y claramente identificable, si una autoridad nacional competente ha tomado una decisión sobre su ilegalidad y si la decisión puede revisarse por un tribunal u organismo regulador independiente e imparcial». Tras una batalla formidable entre varios estados miembros y el Parlamento Europeo, el paquete de Telecomunicaciones de la UE incluye protección específica para los derechos de los usuarios, según la cual:

Las medidas que tomen los Estados Miembros sobre el acceso o uso de los usuarios a servicios y aplicaciones a través de redes de comunicación electrónica respetarán los derechos y libertades fundamentales de las personas naturales […] estas medidas […] solo podrán imponerse si son apropiadas, proporcionadas y necesarias en una sociedad democrática, y su implementación estará sujeta a garantías procesales adecuadas […] incluidas la protección judicial efectiva y un juicio justo.

Está ahora en manos de aquellos que se preocupan por los derechos humanos asegurarse de que estas protecciones fundamentales se hacen respetar. Legisladores, jueces y ciudadanos por igual pueden cumplir su papel para asegurarse de que internet apoya «el caos y la cacofonía» de la democracia. La alternativa sería permitir que la libertad de expresión en internet termine cayendo en un olvido autorregulado.

Gracias a Joe McNamee y Chris Marsden por conversar conmigo sobre la autorregulación en internet.

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Ian Brown es investigador senior en el Oxford Internet Institute (parte de la Universidad de Oxford). Desde 1998 ha sido consejero de diversas organizaciones: Privacy International, el Open Rights Group y FIPR y ha asesorado a Greenpeace y el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos

 

This article originally appeared in the spring 2010 issue of Index on Censorship magazine

Traducción de Arrate Hidalgo

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With: Rebecca MacKinnon, Rafal Rohozinski, Andrei Soldatov[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”89164″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2010/03/brave-new-words-2/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.

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Directive on copyright in the Digital Single Market “destined to become a nightmare”

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Brussels, 26 April 2018

OPEN LETTER IN LIGHT OF THE 27 APRIL 2018 COREPER I MEETING

Your Excellency Ambassador, cc. Deputy Ambassador,

We, the undersigned, are writing to you ahead of your COREPER discussion on the proposed Directive on copyright in the Digital Single Market.

We are deeply concerned that the text proposed by the Bulgarian Presidency in no way reflects a balanced compromise, whether on substance or from the perspective of the many legitimate concerns that have been raised. Instead, it represents a major threat to the freedoms of European citizens and businesses and promises to severely harm Europe’s openness, competitiveness, innovation, science, research and education.

A broad spectrum of European stakeholders and experts, including academics, educators, NGOs representing human rights and media freedom, software developers and startups have repeatedly warned about the damage that the proposals would cause. However, these have been largely dismissed in rushed discussions taking place without national experts being present. This rushed process is all the more surprising when the European Parliament has already announced it would require more time (until June) to reach a position and is clearly adopting a more cautious approach.

If no further thought is put in the discussion, the result will be a huge gap between stated intentions and the damage that the text will actually achieve if the actual language on the table remains:

  • Article 13 (user uploads) creates a liability regime for a vast area of online platforms that negates the E-commerce Directive, against the stated will of many Member States, and without any proper assessment of its impact. It creates a new notice and takedown regime that does not require a notice. It mandates the use of filtering technologies across the board.

  • Article 11 (press publisher’s right) only contemplates creating publisher rights despite the many voices opposing it and highlighting it flaws, despite the opposition of many Member States and despite such Member States proposing several alternatives including a “presumption of transfer”.

  • Article 3 (text and data mining) cannot be limited in terms of scope of beneficiaries or purposes if the EU wants to be at the forefront of innovations such as artificial intelligence. It can also not become a voluntary provision if we want to leverage the wealth of expertise of the EU’s research community across borders.

  • Articles 4 to 9 must create an environment that enables educators, researchers, students and cultural heritage professionals to embrace the digital environment and be able to preserve, create and share knowledge and European culture. It must be clearly stated that the proposed exceptions in these Articles cannot be overridden by contractual terms or technological protection measures.

  • The interaction of these various articles has not even been the subject of a single discussion. The filters of Article 13 will cover the snippets of Article 11 whilst the limitations of Article 3 will be amplified by the rights created through Article 11, yet none of these aspects have even been assessed.

With so many legal uncertainties and collateral damages still present, this legislation is currently destined to become a nightmare when it will have to be transposed into national legislation and face the test of its legality in terms of the Charter of Fundamental Rights and the Bern Convention.

We hence strongly encourage you to adopt a decision-making process that is evidence-based, focussed on producing copyright rules that are fit for purpose and on avoiding unintended, damaging side effects.

Yours sincerely,
The over 145 signatories of this open letter – European and global organisations, as well as national organisations from 28 EU Member States, represent human and digital rights, media freedom, publishers, journalists, libraries, scientific and research institutions, educational institutions including universities, creator representatives, consumers, software developers, start-ups, technology businesses and Internet service providers.

EUROPE

1. Access Info Europe

2. Allied for Startups

3. Association of European Research Libraries (LIBER)

4. Civil Liberties Union for Europe (Liberties)

5. Copyright for Creativity (C4C)

6. Create Refresh Campaign

7. DIGITALEUROPE

8. EDiMA

9. European Bureau of Library, Information and Documentation Associations (EBLIDA)

10. European Digital Learning Network (DLEARN)

11. European Digital Rights (EDRi)

12. European Internet Services Providers Association (EuroISPA)

13. European Network for Copyright in Support of Education and Science (ENCES)

14. European University Association (EUA)

15. Free Knowledge Advocacy Group EU

16. Lifelong Learning Platform

17. Public Libraries 2020 (PL2020)

18. Science Europe

19. South East Europe Media Organisation (SEEMO)

20. SPARC Europe

AUSTRIA

21. Freischreiber Österreich

22. Internet Service Providers Austria (ISPA Austria)

BELGIUM

23. Net Users’ Rights Protection Association (NURPA)

BULGARIA

24. BESCO – Bulgarian Startup Association

25. BlueLink Foundation

26. Bulgarian Association of Independent Artists and Animators (BAICAA)

27. Bulgarian Helsinki Committee

28. Bulgarian Library and Information Association (BLIA)

29. Creative Commons Bulgaria

30. DIBLA

31. Digital Republic

32. Hamalogika

33. Init Lab

34. ISOC Bulgaria

35. LawsBG

36. Obshtestvo.bg

37. Open Project Foundation

38. PHOTO Forum

39. Wikimedians of Bulgaria

CROATIA

40. Code for Croatia

CYPRUS

41. Startup Cyprus

CZECH REPUBLIC

42. Alliance pro otevrene vzdelavani (Alliance for Open Education)

43. Confederation of Industry of the Czech Republic

44. Czech Fintech Association

45. Ecumenical Academy

46. EDUin

DENMARK

47. Danish Association of Independent Internet Media (Prauda) ESTONIA

48. Wikimedia Eesti

FINLAND

49. Creative Commons Finland

50. Open Knowledge Finland

51. Wikimedia Suomi

FRANCE

52. Abilian

53. Alliance Libre

54. April

55. Aquinetic

56. Conseil National du Logiciel Libre (CNLL)

57. France Digitale

58. l’ASIC

59. Ploss Auvergne-Rhône-Alpes (PLOSS-RA)

60. Renaissance Numérique

61. Syntec Numérique

62. Tech in France

63. Wikimédia France

GERMANY

64. Arbeitsgemeinschaft der Medieneinrichtungen an Hochschulen e.V. (AMH)

65. Bundesverband Deutsche Startups

66. Deutscher Bibliotheksverband e.V. (dbv)

67. eco – Association of the Internet Industry

68. Factory Berlin

69. Initiative gegen ein Leistungsschutzrecht (IGEL)

70. Jade Hochschule Wilhelmshaven/Oldenburg/Elsfleth

71. Karlsruhe Institute of Technology (KIT)

72. Landesbibliothekszentrum Rheinland-Pfalz

73. Silicon Allee

74. Staatsbibliothek Bamberg

75. Ubermetrics Technologies

76. Universitäts- und Landesbibliothek Sachsen-Anhalt (Martin-Luther-University Halle-Wittenberg)

77. University Library of Kaiserslautern (Technische Universität Kaiserslautern)

78. Verein Deutscher Bibliothekarinnen und Bibliothekare e.V. (VDB)

79. ZB MED – Information Centre for Life Sciences

GREECE

80. Greek Free Open Source Software Society (GFOSS)

HUNGARY

81. Hungarian Civil Liberties Union

82. ICT Association of Hungary – IVSZ

83. K-Monitor

IRELAND

84. Technology Ireland

ITALY

85. Hermes Center for Transparency and Digital Human Rights

86. Istituto Italiano per la Privacy e la Valorizzazione dei Dati

87. Italian Coalition for Civil Liberties and Rights (CILD)

88. National Online Printing Association (ANSO)

LATVIA

89. Startin.LV (Latvian Startup Association)

90. Wikimedians of Latvia User Group

LITHUANIA

91. Aresi Labs

LUXEMBOURG

92. Frënn vun der Ënn

MALTA

93. Commonwealth Centre for Connected Learning

NETHERLANDS

94. Dutch Association of Public Libraries (VOB)

95. Kennisland

POLAND

96. Centrum Cyfrowe

97. Coalition for Open Education (KOED)

98. Creative Commons Polska

99. Elektroniczna BIBlioteka (EBIB Association)

100. ePaństwo Foundation

101. Fundacja Szkoła z Klasą (School with Class Foundation)

102. Modern Poland Foundation

103. Ośrodek Edukacji Informatycznej i Zastosowań Komputerów w Warszawie (OEIiZK)

104. Panoptykon Foundation

105. Startup Poland

106. ZIPSEE

PORTUGAL

107. Associação D3 – Defesa dos Direitos Digitais (D3)

108. Associação Ensino Livre

109. Associação Nacional para o Software Livre (ANSOL)

110. Associação para a Promoção e Desenvolvimento da Sociedade da Informação (APDSI)

ROMANIA

111. ActiveWatch

112. APADOR-CH (Romanian Helsinki Committee)

113. Association for Technology and Internet (ApTI)

114. Association of Producers and Dealers of IT&C equipment (APDETIC)

115. Center for Public Innovation

116. Digital Citizens Romania

117. Kosson.ro Initiative

118. Mediawise Society

119. National Association of Public Librarians and Libraries in Romania (ANBPR)

SLOVAKIA

120. Creative Commons Slovakia

121. Slovak Alliance for Innovation Economy (SAPIE)

SLOVENIA

122. Digitas Institute

123. Forum za digitalno družbo (Digital Society Forum)

SPAIN

124. Asociación de Internautas

125. Asociación Española de Startups (Spanish Startup Association)

126. MaadiX

127. Sugus

128. Xnet

SWEDEN

129. Wikimedia Sverige

UK

130. Libraries and Archives Copyright Alliance (LACA)

131. Open Rights Group (ORG)

132. techUK

GLOBAL

133. ARTICLE 19

134. Association for Progressive Communications (APC)

135. Center for Democracy & Technology (CDT)

136. COMMUNIA Association

137. Computer and Communications Industry Association (CCIA)

138. Copy-Me

139. Creative Commons

140. Electronic Frontier Foundation (EFF)

141. Electronic Information for Libraries (EIFL)

142. Index on Censorship

143. International Partnership for Human Rights (IPHR)

144. Media and Learning Association (MEDEA)

145. Open Knowledge International (OKI)

146. OpenMedia

147. Software Heritage

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Death threats should not be the norm

Today marks a sad day for Index on Censorship. Today we recorded our 4,000th case of a media freedom violation in Europe. That’s 4,000 cases in which journalists have been harassed, threatened, arrested, jailed – or even killed. Four thousand cases. In just four years.

I became a journalist more than 20 years ago because I wanted to tell untold stories. I wanted people to know – and hopefully care – what was happening not just in their own country but globally. I expected it to be tough. I did not expect that death threats would become a daily part of existence for thousands of journalists.

And yet this is the situation in 2018. On my recent trip to Washington, two senior White House correspondents described, almost as an aside, how receiving death threats had become the norm. The cases reported to our Mapping Media Freedom project, which covers 42 countries in and neighbouring Europe, shows they are far from being alone.

Everywhere – from Finland to Croatia – journalists report receiving threats of violence on a regular basis. In some cases, this is more than a threat. As David Aaronovitch wrote last week, in the past six months alone two journalists have been killed for their work: in Malta and in Slovakia.

Imagine, as you read this, that you received such threats. Imagine what it would feel like.

At Index, we believe this should not be the norm – for anyone. Which is why we have created a project to document these and other threats to media freedom. We use this information to campaign for change. And we offer support to some journalists via our Freedom of Expression Awards Fellowship.

Please support our work today.

A donation of £20 ensures a verified attack against media freedom is mapped publicly online; a gift of £100 enables an official report to pressure governments; a gift of £1000 supports extensive fieldwork to identify and confirm reported violations.

Our goal is to raise at least £15,000 by the end of March. We raised £3,000 in the first four days of this campaign. Please help us to reach our target. Every contribution helps.

Yours,

Jodie

Death threats should not be the norm

[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”98546″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]UK-based freedom of expression organisation Index on Censorship recorded its 4,000th case of a media freedom violation in 42 countries around Europe on Monday. 

Index has been mapping threats to journalists and media organisations in Europe and neighbouring countries since 2014. The map covers a wide range of threats to journalists: from online harassment to changes in the law that hamper the ability of journalists to report freely.

The 4,000th case was the arrest of Turkish journalist Muhammet Doğru, a reporter for Kurdish news agency Dicle, who was given a six-year suspended prison sentence for membership of a “terrorist organisation”. He was also sentenced to an additional two years and three months for spreading propaganda.

Doğru had already served 10 months in pre-trial detention.

Speaking after the hearing, Doğru said he would continue doing his job despite the sentence. “Many colleagues… We will continue to protect the dignity of journalism and fulfil our responsibility,” he said. “These sentences will not scare journalists”.

Although Turkey is often singled out as the worst offender for media freedom in the region, the 4,000 cases reported to the map, which covers 42 countries, in the past four years show that threats to the work of journalists are growing across Europe.

Across Europe – from Finland to Croatia – journalists report receiving threats of violence on a regular basis. In some cases, this is more than a threat. As Times journalist and Index chair David Aaronovitch wrote to Index on Censorship supporters last week, in the past six months alone two EU journalists have been killed for their work: in Malta and in Slovakia.

In a letter, Jodie Ginsberg, Index CEO, told supporters that the organisation  is aiming to raise £15,000 in March for its work mapping threats to media freedom and its work campaigning against attacks on journalists, journalism and the public’s right to be informed. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”Mapping Media Freedom” use_theme_fonts=”yes”][vc_separator color=”black”][vc_row_inner][vc_column_inner width=”1/4″][vc_icon icon_fontawesome=”fa fa-times-circle” color=”black” background_style=”rounded” size=”xl” align=”right”][/vc_column_inner][vc_column_inner width=”3/4″][vc_column_text]

Index on Censorship monitors press freedom in 42 European countries.

Since 24 May 2014, Mapping Media Freedom’s team of correspondents and partners have recorded and verified more than 4,000 violations against journalists and media outlets.

Index campaigns to protect journalists and media freedom. You can help us by submitting reports to Mapping Media Freedom.

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