El equipo ahora suma 27 miembros, voluntarios incluidos, que trabajan desde 14 países distintos de Oriente Medio, Europa y Norteamérica.
La labor de reafirmar la diversidad de Siria supone facilitar el acceso a las ondas a todas las voces del grupo, ya sean kurdas, suníes, chiíes, alauíes, armenias, cristianas o de otro tipo. Kalayi produjo una serie titulada Fatush, en la que tomaba recetas típicas de las diferentes regiones y grupos de Siria y hablaba sobre identidad étnica y problemas a menudo ignorados, mano a mano con la gastronomía.
SouriaLi trata de incluir una variedad de perspectivas, aunque las figuras prorrégimen raras veces aceptan la invitación. Pese a todo, la emisora ofrece la oportunidad de expresarse a todos los puntos de vista. «Creemos firmemente que los medios de comunicación, como una emisora de radio, una plataforma, deberían ser para todos los sirios», afirma Ayub.
Sus emisiones atraen a un público numeroso: tienen más de 450.000 seguidores en Facebook. La emisora solía emitir en FM en 12 zonas de Siria, en las que compañeros locales se encargaban de la transmisión. Sin embargo, el régimen de Assad siempre prohibía la emisión en las regiones que caían bajo su dominio, y diferentes grupos de combate de la oposición, como Yabhat al Nusra (entonces vinculado con Al Qaeda, hoy rebautizado como Yabhat Fateh al Sham), han tratado de controlar el contenido de SouriaLi. Exigían, por ejemplo, que dejasen de emitir ciertos programas y música, como el contenido kurdo, o los obligaban a emitir el Corán. La emisora también recibió amenazas del Estado Islámico.
SouriaLi se negó a recibir órdenes del gobierno o de sus oponentes, y puso fin a su transmisión en FM a mediados de 2016. «Así que decidimos dejarlo», relata Ayub. «Dijimos: “Siria ya no es [solo] Siria de la frontera adentro. Siria es todos los sirios de cualquier lugar.” Tenemos millones de sirios fuera, en Europa. Todos necesitan la esperanza, la información que estamos emitiendo, así que recalibramos nuestro centro atención».
La emisora de radio pasó a ser solo en línea. Su página web está disponible para la población siria, tanto en los lugares donde no hay censura como a través de VPN. También hay una versión pensada para evitar la censura que solo incluye la emisión de radio en directo.
Kalas, que abandonó Siria por Francia en 2012, cuenta que ahora la emisora podría pasar a estar solo en internet, pues «Siria es un país virtual» con oyentes repartidos por todos los puntos del globo. SouriaLi calcula que alrededor del 40% de su audiencia online está ubicada en Siria, otro 40% lo forma su diáspora y otro 18% son oyentes de habla árabe, principalmente de Irak y Egipto.
Mantener la moral alta es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el equipo, según Kalas y Ayub. «Antes de 2011 no había realmente “medios” o “periodismo” en Siria», apunta Kalayi. Ahora, se siente optimista. «Tengo libertad para elegir los temas, cómo tratarlos, cómo presentarlos. Y esto es algo muy importante para mí como persona y como periodista». Y cuando las condiciones lo permitan, quiere volver a Siria y seguir haciendo eso mismo.
Ayub añade: «Yo creo que a un país [como] Siria le hacen falta miles y miles de proyectos de comunicación, muchas plataformas para que la gente se exprese, para debatir. Porque, sin debate, sin libertad de expresión, nunca existirá un país libre. Y esto, por supuesto, es aplicable a Siria también».