«Desde entonces, los presentadores de Algad FM han recibido 45 testimonios en forma de largas entrevistas en directo y cientos y cientos de llamadas a la emisora, peticiones de auxilio y testimonios de testigos.»
Durante el asedio, la emisora también sirvió como medio para identificar la ubicación de muchos civiles, enterarse de su situación, de lo que pasaba en las zonas bajo asedio y de qué tipo de acción militar estaba llevando a cabo el EI.
En algunos casos, resultó crucial para descubrir cuál de los bombardeos de la coalición estaba teniendo los efectos más graves, cuál había causado el mayor número de muertes civiles. Hoy, luego de la liberación de Mosul a cargo del ejército iraquí, que dejó más de 40.000 muertes civiles, los presentadores de televisión y reporteros de Algad FM continúan su trabajo, recogiendo relatos de testigos sobre el terreno.
Hasán Omar al Huseini es el hombre que, durante los largos días de la campaña de liberación, obtuvo el mayor número de relatos de testigos en persona, además de los recibidos por radio.
«Abu Ahmad nos llamó desde Mosul, aterrorizado», cuenta. «Era dueño de una tienda al lado de la tumba del Profeta Jonás y de la mezquita de mismo nombre (en el montículo de Nebi Yunus), que el EI hizo estallar.
»En ese momento perdió su tienda y nos contó en vivo cómo había pasado. Dieciséis camionetas negras con las ventanillas tintadas rodearon el lugar sagrado, y de ellas salieron unos 100 milicianos del EI, armados con rifles automáticos y granadas. Primero saquearon el lugar a fondo, después lo volaron con dinamita. Su tienda terminó hecha cenizas.»
Al Huseini también obtuvo un testimonio de Abu Mohamad, residente del distrito Al Yadida de Mosul, que ha sufrido violentos bombardeos. Hubo uno en particular en el que mataron a 170 personas de una vez.
«Abu Mohamad estaba harto de todos ellos: del EI, que había puesto coches bomba delante de estas casas para usar a los civiles como escudos humanos, pero también de los americanos. Estaba convencido de que los ataques aéreos sobre esta zona de la ciudad habían sido más intensos últimamente porque el barrio no tenía una buena reputación en la época de la ocupación estadounidense, y era la fortaleza del Partido Baaz.»
Pero estos testimonios también nos hablan de extorsión, secuestros y actos de violencia inexplicables.
Abu Dunia, el padre de una chica adolescente, Dunia Nabil Ahmad, llamó a la emisora suplicando ayuda. El EI había capturado a su hija en el Hospital Al Salam de Mosul, al parecer por milicianos que patrullaban las alas del edificio.
Los hombres le ordenaron que llamase a su marido para demostrar que estaba casada y que les mostrase su partida de matrimonio. Desde aquel día, nadie los ha visto, ni a ella ni a su marido. Los dos hijos de la pareja quedaron huérfanos.
«También hay historias que han tenido un final feliz, si es que puede considerarse así», dice Al Huseini. Una es la historia de una mujer que era dueña de un salón de belleza y a quien el EI arrestó tres veces para extorsionarla. La mujer fue encarcelada durante tres meses y tuvo que pagar 35 millones de dinares iraquíes (30.000 dólares estadounidenses) para que la soltasen. Después de eso los milicianos le volaron la tienda. Hoy, ha reabierto su negocio en Mosul, en la zona nueva de la ciudad, y ha comenzado a rehacer su vida.
«Su caso», relata el reportero, «es muy interesante y me ofreció la oportunidad, al menos esta vez, de seguir una historia larga y coherente, y de conocer un poco más a esta mujer que antes, para mí, solo había sido una voz.»
Sin embargo, Algad FM no solo ha dado una voz a los habitantes de Mosul, aplastados por la dictadura del Estado Islámico. También se la ha dado a los milicianos, de principio a fin.
«Al principio», dice Al Mausily, «a menudo era posible debatir en nuestras frecuencias con la gente que defendía la doctrina política y religiosa del EI. A fin de facilitar la retransmisión de información y el debate, nuestros presentadores fingían ser simpatizantes del Estado Islámico.»
Luego, a medida que progresaba la liberación, las historias sobre el terreno dejaron paso a voces de personas reales. Al Huseini recuerda cuando la Unidad de Movilización Popular de Nínive arrestó a un grupo de milicianos del EI en Mosul.
«Entrevisté a dos de ellos, Abu Kutiba y Abu Kutada», cuenta. «La función del primero era lapidar a las mujeres adúlteras y empezó su servicio cuando el EI lapidó a su propia prima. El segundo era un imán del consejo central. Daba sermones del viernes ya escritos a los imanes de las mezquitas gemelas. Los sermones trataban temas muy cercanos a la teología política del EI: infieles, apóstatas, cómo tratar a los chiíes, la yihad. Me dijo que mataban a todo aquel que se negase a predicarlos; había matado a uno, un desobediente, con sus propias manos. Estaba muy orgulloso de aquello.»
Algunos nombres de este artículo han sido modificados por motivos de seguridad.