En lo más profundo de la provincia de Mpumalanga, al extremo noreste de Sudáfrica, un periódico sin apenas recursos está utilizando una combinación de alta tecnología y sistemas más rudimentarios para mejorar las vidas de las comunidades a las que abastece. También ha introducido una forma de hacer periodismo pionera e innovadora, que no solo sitúa a sus lectores al centro de su cobertura, sino que también los involucra directamente en las operaciones de recopilación de noticias.
Lo que está haciendo este periódico supone una lección para medios de comunicación más establecidos que buscan nuevas fuentes de ingresos no tradicionales, y los cuales, en la era del periódico digital y en red, lo están pasando mal para sobrevivir y no perder relevancia.
Ziwaphi, este periódico de carácter comunitario, se distribuye a comunidades en el distrito Nkomazi, situado en el epicentro de la pandemia de sida en Sudáfrica, donde hay poco acceso a la cobertura informativa. Uno de los mayores problemas de la zona son las corrientes contaminadas con aguas residuales. Las mujeres y niñas pasan horas cada día recogiendo agua de los ríos para beber, cocinar y lavar, pero a menudo estos ríos también se utilizan para el vertido de residuos humanos. Esto hace que en ocasiones se disparen los casos de E. coli, provocando diarreas. Y, cada pocos años, hay un brote de cólera.
Gracias a una subvención y a la asistencia técnica de African Media Initiative (AMI), punta de lanza de las iniciativas por arraigar el periodismo de datos en las redacciones africanas, Ziwaphi está colocando smartphones viejos, metidos en botellas de plástico transparente, en ríos de la zona. Los teléfonos funcionan como rudimentarios microscopios electrónicos, al utilizar sus cámaras para sacar fotos corrientes con flash. Después, se recogen estas fotografías, se magnifican y se comparan con imágenes de una base de datos existente para detectar niveles peligrosos de E. coli. Luego se envían los resultados a las residentes por SMS, informándolas de dónde es seguro recoger agua.
Cerrando el círculo, el periódico analiza los datos en tiempo real para detectar tendencias e incluso, con suerte, triangular las fuentes de contaminación.
Una vez al mes, Ziwaphi publica un análisis detallado basado en los resultados que se comparte con otros periódicos de la comunidad y con las emisoras de radio locales. Así esperan que la información pueda empoderar a la gente de la región y obligar al gobierno a abastecerla de agua limpia y servicios de saneamiento. Los lectores de Ziwaphi también ayudan a recolectar información por medio de una app móvil de avisos de ciudadanos, que complementa así los datos de los smartphones con relatos de testigos sobre los impactos de la polución y las posibles fuentes de contaminación.
«El total del proyecto solo costó 20.000 dólares, incluido un modesto salario para un reportero especializado en salud a tiempo completo durante un año», explica Justin Arenstein, encargado de estrategia para AMI. «Pero lo importante, desde un punto de vista de sostenibilidad mediática, es que Ziwaphi está utilizando el proyecto del agua para construir el esqueleto digital que necesitará para sobrevivir en el futuro próximo».
Hasta hace poco, África se encontraba a la zaga del resto del mundo en lo concerniente a internet por los altos costes de acceso. Hoy, el despliegue de nuevos cables submarinos está contribuyendo a abaratar el coste de la conectividad, especialmente en el este y el sur del continente. Esto ha dado pie a una nueva y emocionante era periodística, con una explosión de ideas e innovaciones que están produciendo herramientas para lo que se han venido a denominar «noticias útiles». Los medios tradicionales están intentando conectar cada vez más con la ciudadanía, involucrarla en la búsqueda de noticias y en los procesos de producción de contenido. El proyecto de los móviles en botellas es un ejemplo de lo que se puede conseguir con recursos limitados.
En Kenia, Radio Group, la tercera entidad mediática en tamaño, ha puesto en funcionamiento Star Health, el primero en una serie de kits de herramientas para ayudar a los lectores a comprobar fácilmente la reputación de los médicos y descubrir si alguna vez han sido declarados culpables de negligencia. Se dio un caso en el que un hombre que estaba ejerciendo como médico resultó ser veterinario.
La plataforma, que ha demostrado ser todo un éxito en un país en el que los doctores poco fiables son un problema extendido, también ayuda a los usuarios a localizar especialistas médicos en su centro de salud más cercano. Además, puede utilizarse para comprobar qué medicinas están cubiertas por el sistema nacional de salud. Es de destacar que los resultados de las consultas en Star Health se envían a través de un servicio Premium de SMS que genera un flujo de ingresos crucial en estos tiempos en los que los medios de comunicación se han visto obligados a diversificar modelos de financiación ajenos a la publicidad y, en algunos casos, a la venta de ejemplares.
«Estas herramientas no reemplazan al periodismo tradicional, sino que mejoran el reportaje periodístico al ayudar a los lectores, por ejemplo, a descubrir cómo una noticia nacional sobre médicos estafadores les afecta personalmente», indica Arenstein. Las noticias han de ser personales y prácticas, y deberían convertirse en parte importante de las estrategias de transformación digital de los medios de comunicación, subraya.
La realidad del periodismo hoy día es que, aunque los medios de difusión no cuenten con el público masivo de los medios tradicionales, cualquier persona con un smartphone o conocimientos digitales básicos puede convertirse en «editor».
En Nigeria, por ejemplo, la comunidad online Sahara tiene más de un millón de seguidores en redes sociales, muchos más que muchas entidades tradicionales. El reto en un futuro será para las redacciones, que habrán de aprovechar estas redes comunitarias sin perder de vista el hecho de que la voz de la ciudadanía ha de seguir siendo central.
Un proyecto pionero en la aislada región nigeriana del Delta ha visto trabajar a los medios convencionales junto a una red ya existente de información ciudadana, Naija Voices, en la introducción de drones a control remoto con cámaras incorporadas que detecten y vigilen posibles vertidos de crudo destructivos del medio ambiente. El plan es distribuir las grabaciones a los principales canales de televisión y a periódicos colaboradores en Lagos y Abuja. Esto facilitará a la prensa un alcance sin precedentes a partes del país que hasta ahora han sido prácticamente inaccesibles.
Los drones de alas fijas son relativamente baratos y fáciles de manejar, pero también se estrellan de vez en cuando. «Conseguir partes nuevas, como las alas o piezas del fuselaje, sería caro y llevaría mucho tiempo, así que estamos experimentando con impresoras 3D para generar piezas in situ y según las necesitemos», explica Arenstein.