3 May 2018 | Journalism Toolbox Spanish
[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”Tanto las virtudes como los peligros del patriotismo dependen de cómo se cuente la historia
“][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]

Soldados, pilotos de las fuerzas aéreas y marines desenrollan una bandera estadounidense en una ceremonia de apreciación del ejército en un partido de los New York Jets contra los New England Patriots el 13 de noviembre de 2011, Sargento Sandall A. Clinton/Flickr
[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
La declaración del Doctor Johnson acerca de que el patriotismo es el último refugio del sinvergüenza degrada en cierto modo uno de los sentimientos humanos más explosivos que existen. La declaración en cuestión da por supuesto que un presidente o primer ministro astuto podría manipular el amor a la patria para sus propios y egoístas fines. O, también, que las masas son tan ignorantes, y tan ciega su fe, que lo único que tiene que hacer el sinvergüenza es ondear la bandera, hablar de sangre y terruño, y las patrióticas ovejas lo seguirán donde a él le plazca.
Ocurre que el patriotismo no es tan sencillo. El sentimiento patriótico es una mezcla de multitud de elementos, y el amor a la patria es tan complejo y dubitativo como cualquier otro tipo de amor. Crea una narrativa de vida colectiva. Cuenta una historia de lo que une a personas dispares, y tanto las virtudes como los peligros del patriotismo dependen de cómo se cuente la historia. Es decir, que no es una mera representación de una nación o una cultura en concreto: es una representación que se logra por medio de la narrativa. Los elementos destructivos del patriotismo se deben a imaginar que hay un desenlace, un clímax catártico de la historia de un pueblo o una cultura; esto es, el momento en el que un acto decisivo cumplirá su destino al fin. Y el peligro que nos ha enseñado la historia es que este desenlace narrativo supone demasiadas veces negar o destruir a otro pueblo para experimentar la catarsis.
Las narrativas del patriotismo que son destructivas, los tipos de desenlace que por un lado agreden a otros y por el otro parecen hacer realidad un elemento de su narrativa, sostienen en particular una potente promesa para con grupos humanos divididos internamente o desorientados por fuerzas ajenas a su control. Según éstas, el patriotismo es el último recurso de los confundidos.
La noción de que esta historia en curso de la disonancia que compartimos podría resolverse de algún modo con un catártico acto destructivo me parece un problema real en la experiencia patriótica, y marca la experiencia social del patriotismo de hoy.
Una gran crisis patriótica de mi juventud surgió entre quienes, como yo, resistimos la guerra estadounidense en Vietnam en los años 60 y 70. Entonces, como ahora, EE.UU. no era la máquina interna bien lubricada que a menudo imaginan los extranjeros. Por entonces, el país estaba sumido en una explosión racial, el boom tras la II Guerra Mundial se había frenado temporalmente y la clase obrera blanca comenzaba a sufrir. La prosperidad estadounidense era, como ahora, la prosperidad de las élites.
Cuando EE.UU. intervino de forma decisiva en Vietnam a mediados de los 60, nuestro país sí contaba con una narrativa patriota de largo recorrido: EE.UU. aparecía como rescatador, salvando a los extranjeros de aniquilarse unos a otros. Esa narrativa patriota había dado forma a la lucha en ambas guerras mundiales, y justificó los enormes costes de librar la Guerra Fría. Vietnam parecía tratarse de un capítulo más en esta historia consolidada. Cuando los soldados como el joven Colin Powell se adentraron en Vietnam, no tardaron en comprender que la narrativa del rescate no se correspondía con la realidad. El enemigo resultó ser un pueblo resuelto y comprometido con su causa. Los aliados por los que luchaban las tropas de EE.UU. resultaron ser una burocracia corrupta y odiada, y la propia estrategia estadounidense demostró ser incapaz de cumplir su promesa de rescate.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
De pronto, esta narrativa patriota, frustrada por una aventura extranjera, viró bruscamente. Viró contra los que protestaban contra la guerra desde casa. Las tropas estadounidenses se abastecían sobre todo de las filas pobladas por negros pobres y blancos sureños pobres. Los jóvenes universitarios de clase media evitaron en su gran mayoría el servicio militar. Estos, sin embargo, fueron los que más alzaron la voz contra la guerra. Eran, en principio, los amigos y portavoces de las tropas que sufrían en el extranjero. Pero la práctica del patriotismo resultó ser otra muy distinta.
Sabemos, gracias a la investigación de personas como Robert Jay Lifton y Robert Howard, entre muchas otras, que las tropas en realidad se sentían acosadas desde dos frentes: en lo local, en el terreno, por los vietnamitas, y en lo simbólico, en casa, por estos amigos que protestaban. A los vietnamitas los consideraban enemigos patrióticos, y a los manifestantes que protestaban contra la situación en la que habían metido a las tropas los acusaban de ser antipatrióticos. A medida que se desvanecía la posibilidad de una victoria decisiva en el terreno, la posibilidad de obtener una victoria arrolladora sobre los enemigos que tenían en casa se fue tornando un vivo deseo. En 1968, relata Howard, en pleno auge de las protestas contra la guerra, miles de miembros de las tropas estadounidenses llevaban un mensaje en el casco: «América: la amas o la dejas».
La sensación de haber sufrido una traición desde dentro fortaleció cierta determinación, cierta «fantasía», en palabras de Lifton. El gobierno debería tomar cartas en el asunto para hacer callar a estos enemigos de dentro, de forma que pueda validarse el proyecto patriota. Y, en Estados Unidos, fue ese deseo del público de que los políticos actuasen de forma decisiva para sofocar el desorden interno y las protestas lo que puso en el poder a la derecha de Richard Nixon.
Repaso esta parte de la historia, en parte, porque arroja luz sobre los complejos ingredientes del sentimiento patriótico. No es que las tropas estadounidenses y las clases obreras del país fueran unos desgraciados, sino que estaban profundamente confundidos. Dentro de la cáscara de la guerra contra un enemigo interno, estas personas imaginaban otra guerra sucediendo en su propia nación, librada contra los traidores que fingían ser amigos. El acto arrollador de esa pugna interna por validar la narrativa patriótica sería silenciar el desacuerdo.
También recuerdo este pasado porque tal vez les ayude a ustedes a entender parte de las dinámicas existentes hoy día en la sociedad estadounidense. El lenguaje que se utiliza hoy en Washington sigue siendo un lenguaje de rescate, de redención, del triunfo del bien sobre el mal; e, igual que entonces, el escenario para esta narrativa, el escenario estratégico, carece de claridad o propósito. Pero echemos un vistazo a la condición doméstica del superpoder estadounidense. He aquí un país fragmentado e inconexo internamente, más incluso que hace 40 años. Confuso, por supuesto, y ahora furioso por los ataques terroristas contra él. Un país cuyas divisiones internas de clase se han hecho mayores y cuyas divisiones raciales y conflictos étnicos siguen sin sanar.
Al contrario que en Reino Unido —y es algo que creo que se trata de una fuente de malentendidos anglo-europeos—, a la izquierda de EE.UU. le falta el rol tradicional de una oposición leal. Y he terminado por creer que algunos elementos de la izquierda estadounidense han aprendido demasiado bien la lección que esbozo a partir de Vietnam. Esta izquierda se ha silenciado a sí misma, por miedo a que la oposición los descubra como malos americanos. Así es como se internaliza este síndrome.
Pensar a través de la narrativa es, por supuesto, un elemento básico en la interpretación del mundo diario, así como del mundo del arte. Y las narrativas en el mundo diario, al igual que las narrativas en el arte, no acatan un único cúmulo de reglas. Como en la ficción, las historias compartidas en la vida diaria no tienen por qué terminar en actos catárticos que sean represivos o destructores. Y, en mi opinión, el patriotismo ya no necesita seguir un único curso. Si los defectos tácticos de la estrategia estadounidense actual son tan insalvables como los de la guerra de Vietnam —y yo creo que lo son—, el reto para nuestro pueblo (y me refiero al pueblo americano) consistirá en evitar lo que ocurrió en Vietnam, sorteando la búsqueda de una catarsis narrativa, cuando nos miremos unos a otros en busca de una resolución, una solución, un momento decisivo.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Richard Sennett es Profesor de Sociología en la London School of Economics y en New York University. Esta es una versión editada de una charla presentada en el debate Index/Orange, Oxford, 2003.
This article originally appeared in the autumn 2003 issue of Index on Censorship magazine
Traducción de Arrate Hidalgo
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row content_placement=”top”][vc_column width=”1/3″][vc_custom_heading text=”Rewriting America” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2F2003%2F09%2Frewriting-america%2F|||”][vc_column_text]Through a range of in-depth reporting, interviews and illustrations, the autumn 2003 issue of Index on Censorship magazine looks at the most powerful country in the world through the words of the people who know it best.
With: Tim Asher, Joel Beinin, Ioli Delivani[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”90596″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2003/09/rewriting-america/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.
Subscription options from £18 or just £1.49 in the App Store for a digital issue.
Every subscriber helps support Index on Censorship’s projects around the world.
SUBSCRIBE NOW[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
3 May 2018 | Journalism Toolbox Spanish
[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=”La tecnología de fácil manejo está ayudando a los periodistas africanos en sus investigaciones, incluso con presupuestos limitados, informa Raymond Joseph
“][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]

En África, los drones se están utilizando en nuevos estilos de periodismo, Mavik/Flickr
[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
En lo más profundo de la provincia de Mpumalanga, al extremo noreste de Sudáfrica, un periódico sin apenas recursos está utilizando una combinación de alta tecnología y sistemas más rudimentarios para mejorar las vidas de las comunidades a las que abastece. También ha introducido una forma de hacer periodismo pionera e innovadora, que no solo sitúa a sus lectores al centro de su cobertura, sino que también los involucra directamente en las operaciones de recopilación de noticias.
Lo que está haciendo este periódico supone una lección para medios de comunicación más establecidos que buscan nuevas fuentes de ingresos no tradicionales, y los cuales, en la era del periódico digital y en red, lo están pasando mal para sobrevivir y no perder relevancia.
Ziwaphi, este periódico de carácter comunitario, se distribuye a comunidades en el distrito Nkomazi, situado en el epicentro de la pandemia de sida en Sudáfrica, donde hay poco acceso a la cobertura informativa. Uno de los mayores problemas de la zona son las corrientes contaminadas con aguas residuales. Las mujeres y niñas pasan horas cada día recogiendo agua de los ríos para beber, cocinar y lavar, pero a menudo estos ríos también se utilizan para el vertido de residuos humanos. Esto hace que en ocasiones se disparen los casos de E. coli, provocando diarreas. Y, cada pocos años, hay un brote de cólera.
Gracias a una subvención y a la asistencia técnica de African Media Initiative (AMI), punta de lanza de las iniciativas por arraigar el periodismo de datos en las redacciones africanas, Ziwaphi está colocando smartphones viejos, metidos en botellas de plástico transparente, en ríos de la zona. Los teléfonos funcionan como rudimentarios microscopios electrónicos, al utilizar sus cámaras para sacar fotos corrientes con flash. Después, se recogen estas fotografías, se magnifican y se comparan con imágenes de una base de datos existente para detectar niveles peligrosos de E. coli. Luego se envían los resultados a las residentes por SMS, informándolas de dónde es seguro recoger agua.
Cerrando el círculo, el periódico analiza los datos en tiempo real para detectar tendencias e incluso, con suerte, triangular las fuentes de contaminación.
Una vez al mes, Ziwaphi publica un análisis detallado basado en los resultados que se comparte con otros periódicos de la comunidad y con las emisoras de radio locales. Así esperan que la información pueda empoderar a la gente de la región y obligar al gobierno a abastecerla de agua limpia y servicios de saneamiento. Los lectores de Ziwaphi también ayudan a recolectar información por medio de una app móvil de avisos de ciudadanos, que complementa así los datos de los smartphones con relatos de testigos sobre los impactos de la polución y las posibles fuentes de contaminación.
«El total del proyecto solo costó 20.000 dólares, incluido un modesto salario para un reportero especializado en salud a tiempo completo durante un año», explica Justin Arenstein, encargado de estrategia para AMI. «Pero lo importante, desde un punto de vista de sostenibilidad mediática, es que Ziwaphi está utilizando el proyecto del agua para construir el esqueleto digital que necesitará para sobrevivir en el futuro próximo».
Hasta hace poco, África se encontraba a la zaga del resto del mundo en lo concerniente a internet por los altos costes de acceso. Hoy, el despliegue de nuevos cables submarinos está contribuyendo a abaratar el coste de la conectividad, especialmente en el este y el sur del continente. Esto ha dado pie a una nueva y emocionante era periodística, con una explosión de ideas e innovaciones que están produciendo herramientas para lo que se han venido a denominar «noticias útiles». Los medios tradicionales están intentando conectar cada vez más con la ciudadanía, involucrarla en la búsqueda de noticias y en los procesos de producción de contenido. El proyecto de los móviles en botellas es un ejemplo de lo que se puede conseguir con recursos limitados.
En Kenia, Radio Group, la tercera entidad mediática en tamaño, ha puesto en funcionamiento Star Health, el primero en una serie de kits de herramientas para ayudar a los lectores a comprobar fácilmente la reputación de los médicos y descubrir si alguna vez han sido declarados culpables de negligencia. Se dio un caso en el que un hombre que estaba ejerciendo como médico resultó ser veterinario.
La plataforma, que ha demostrado ser todo un éxito en un país en el que los doctores poco fiables son un problema extendido, también ayuda a los usuarios a localizar especialistas médicos en su centro de salud más cercano. Además, puede utilizarse para comprobar qué medicinas están cubiertas por el sistema nacional de salud. Es de destacar que los resultados de las consultas en Star Health se envían a través de un servicio Premium de SMS que genera un flujo de ingresos crucial en estos tiempos en los que los medios de comunicación se han visto obligados a diversificar modelos de financiación ajenos a la publicidad y, en algunos casos, a la venta de ejemplares.
«Estas herramientas no reemplazan al periodismo tradicional, sino que mejoran el reportaje periodístico al ayudar a los lectores, por ejemplo, a descubrir cómo una noticia nacional sobre médicos estafadores les afecta personalmente», indica Arenstein. Las noticias han de ser personales y prácticas, y deberían convertirse en parte importante de las estrategias de transformación digital de los medios de comunicación, subraya.
La realidad del periodismo hoy día es que, aunque los medios de difusión no cuenten con el público masivo de los medios tradicionales, cualquier persona con un smartphone o conocimientos digitales básicos puede convertirse en «editor».
En Nigeria, por ejemplo, la comunidad online Sahara tiene más de un millón de seguidores en redes sociales, muchos más que muchas entidades tradicionales. El reto en un futuro será para las redacciones, que habrán de aprovechar estas redes comunitarias sin perder de vista el hecho de que la voz de la ciudadanía ha de seguir siendo central.
Un proyecto pionero en la aislada región nigeriana del Delta ha visto trabajar a los medios convencionales junto a una red ya existente de información ciudadana, Naija Voices, en la introducción de drones a control remoto con cámaras incorporadas que detecten y vigilen posibles vertidos de crudo destructivos del medio ambiente. El plan es distribuir las grabaciones a los principales canales de televisión y a periódicos colaboradores en Lagos y Abuja. Esto facilitará a la prensa un alcance sin precedentes a partes del país que hasta ahora han sido prácticamente inaccesibles.
Los drones de alas fijas son relativamente baratos y fáciles de manejar, pero también se estrellan de vez en cuando. «Conseguir partes nuevas, como las alas o piezas del fuselaje, sería caro y llevaría mucho tiempo, así que estamos experimentando con impresoras 3D para generar piezas in situ y según las necesitemos», explica Arenstein.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Este experimento de información ciudadana parte de la labor de AfricaSkyCam, que lleva un año experimentando con drones en Kenia como parte de «la primera cámara aérea para una sala de redacción africana». SkyCam usa drones y globos equipados con cámaras para ayudar a los medios que no pueden permitirse helicópteros a cubrir noticias de última hora en situaciones peligrosas o ubicaciones de difícil acceso.
En Sudáfrica, el Oxpeckers Center for Investigative Environmental Reporting está utilizando «geo-periodismo» y otras técnicas de mapping para amplificar el alcance de su labor periodística y analizar noticias como la caza furtiva de rinocerontes y la caza de leones en recintos cerrados —se crían leones mansos para que adinerados cazadores de trofeos les disparen—. Las investigaciones ayudan a desvelar tendencias o vínculos con sindicatos del crimen, y a la cobertura de Oxpeckers Center se ha atribuido el fomento de una reciente prohibición de la caza en recintos cerrados en Botswana. También han contribuido a la redacción de leyes sobre el comercio de productos del rinoceronte y otras especies salvajes en China y Mozambique.
Pero lo cierto es que las redacciones africanas con pocos recursos no suelen contar con la tecnología ni los conocimientos digitales para construir nuevas herramientas online.
Es por ello por lo que el programa de innovación digital de AMI —e iniciativas similares por parte de Google, la fundación Bill & Melinda Gates y benefactores de menor envergadura como Indigo Trust— están construyendo sistemas de apoyo externo para ayudar a las redacciones de estos medios a dar el salto a un futuro digital.
Estos donantes también se están centrando en introducir los nuevos enfoques del periodismo de datos en medios tradicionales. Están ayudando a los periodistas a utilizar información digital de acceso público, proveniente de fuentes como censos o presupuestos del gobierno, para construir herramientas que asistan a la ciudadanía en la toma de decisiones más informadas sobre problemas que que les afectan a diario.
Entre quienes están ayudando a impulsar este enfoque desde las nuevas tecnologías está Code for Africa, una red de laboratorios tecnológicos municipales para países de todo el continente que tienen como objetivo fomentar la innovación y trabajar con medios y redes de periodismo ciudadano, de modo que puedan superar la brecha digital.
Code for South Africa (C4SA) está ayudando a todos, desde el periódico Ziwaphi —con sede en un barrio marginal producto del apartheid— y su proyecto de alertas de cólera, hasta medios nacionales de comunicación, como el Mail & Guardian o el City Press.
«Los medios saben que están en crisis. Ven amenazado su modelo de negocio basado en la publicidad a medida que su público se pasa a internet, pero la innovación digital sigue siendo difícil de vender», afirma Adi Eyal, director de C4SA. «El progreso es horriblemente lento porque muchos dueños de medios africanos se muestran indecisos a la hora de invertir sin antes saber cómo generarán ingresos estos nuevos modelos.
»A consecuencia de ello, la mayoría de lo que las redacciones sudafricanas llaman periodismo de datos de producción propia, en realidad, no es más que visualización. Están creando muy poca información útil y prácticamente nada en lo que se refiere a herramientas informativas que la gente pueda usar en la toma de decisiones. La inversión en un solo proyecto es significativa, así que es importante que las herramientas que se están elaborando sean duraderas, para que las redacciones puedan utilizarlas para informar sobre problemas y la gente pueda actuar».
El progreso será extremadamente lento, pero aun así los cimientos se van colocando poco a poco, a medida que los «rizomas» —conjuntos de datos de todas partes de África— se recolectan y cotejan en el portal African Open Data, para que sean utilizados tanto por periodistas de redacción como por gente que sepa programar. Tener estos datos supone la posibilidad de crear aplicaciones y herramientas que servirán para construir comunidades y generar ingresos.
C4SA también está construyendo la infraestructura «invisible» de soporte para ayudar a las redacciones a construir nuevas herramientas de forma rápida y barata. Esto incluye el apoyo a iniciativas como OpenAfrica, que ayuda a las redacciones a digitalizar y extraer datos de documentos fuente. C4SA también ha construido una serie de interfaces de programación de aplicaciones (API) de lectura mecánica ricas en datos que los periodistas pueden incorporar fácilmente a sus apps de móvil o páginas web. Las API accionan herramientas como WaziMap, que utiliza censos, elecciones y otros datos para ayudar a los periodistas a investigar a fondo las estructuras de las comunidades a nivel de distritos locales. Cada uno de estos recursos es una herramienta no solo para los medios, sino también para activistas ciudadanos y vigilantes del interés público, afirman Arenstein.
En una columna reciente sobre el futuro de los periódicos, Ferial Haffajee, editor de City Press, un periódico dominical sudafricano que está pasando por dificultades para reinventarse en la era digital, escribía: «Nada es lo que era. Casi nada es lo que parece. Tenemos un futuro, y es muy seductor». Y solo hace falta ver los smartphones en botellas y los drones impresos en 3D para entender que este futuro se está convirtiendo, redacción a redacción, proyecto a proyecto, en realidad.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Raymond Joseph es un periodista independiente con base en Ciudad del Cabo. Está en el consejo de Big Issue Sudáfrica y tuitea en @rayjoe
This article originally appeared in the autumn 2014 issue of Index on Censorship magazine
Traducción de Arrate Hidalgo
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row content_placement=”top”][vc_column width=”1/3″][vc_custom_heading text=”Seeing the future of journalism” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2F2014%2F09%2Fseeing-the-future-of-journalism%2F|||”][vc_column_text]While debates on the future of the media tend to focus solely on new technology and downward financial pressures, we ask: will the public end up knowing more or less? Who will hold power to account? The subject is tackled from all angles, from our writers from across the globe.
With: Iona Craig, Taylor Walker, Will Gore[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”80562″ img_size=”medium” alignment=”center” onclick=”custom_link” link=”https://www.indexoncensorship.org/2014/09/seeing-the-future-of-journalism/”][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1481888488328{padding-bottom: 50px !important;}”][vc_custom_heading text=”Subscribe” font_container=”tag:p|font_size:24|text_align:left” link=”url:https%3A%2F%2Fwww.indexoncensorship.org%2Fsubscribe%2F|||”][vc_column_text]In print, online. In your mailbox, on your iPad.
Subscription options from £18 or just £1.49 in the App Store for a digital issue.
Every subscriber helps support Index on Censorship’s projects around the world.
SUBSCRIBE NOW[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
19 Apr 2018 | Awards, Fellowship, Fellowship 2018
[vc_row][vc_column][vc_video link=”https://youtu.be/Cc3K8Bcvt6Y”][vc_column_text]

2018 Freedom of Expression Journalism Award-winning Honduran investigative journalist Wendy Funes. (Photo: Index on Censorship)
Wendy Funes is an investigative journalist from Honduras who regularly risks her life for her right to report on what is going on in the country. She is a courageous female voice, writing in a violent and corrupt society where two journalists have been killed this year and where women are regularly subjected to severe domestic violence and often killed. Funes is an inventive and passionate human rights reporter. For one article she got her own death certificate issued so that she could show up with the corruption in the civil registration office. For another one, they will be forced to fight for an investigation into children being forced to take to the streets of the country’s capital.
Looking out of one of the windows of my house a few days ago, while thinking about what to say this afternoon, I remembered the paradise tree in the garden which my childhood swing used to hang from. When it withered and died, I felt devastated. But now, forty years later, there are four big trees growing in its place and are all fruit-bearing.
For me, this award is so immense and significant that I can only explain it and express my thanks for it with a story that I have never told until now.
It is a story about a small fatherless child, yet another child left fatherless by the armed violence in Honduras. It is a story about a childhood filled with sadness. But the child learnt that whatever the circumstances, courage and strength are necessary to achieve one’s dreams: and the first step is always to dream.
In 2002 she began her first investigations as a journalist and it gave meaning to her life. But in 2008, censorship forced her to leave her dream job at the newspaper and by 2011 her constant fight for free expression and to tell the truth meant that all the doors to the media monopoly was closed to her.
But once again journalism saved her. She discovered that frustration with censorship is not the way. Rather, the way to overcome censorship is with the word, and although some doors were closed to her, doors to a more humane, less commercial, more rigorous kind of journalism were opened. The kind of journalism that investigates and pauses on each word, that does not proclaim impartiality but seeks the truth. The kind of journalism that is capable of showing her people that their society is being governed by drug trafficking and ruthless groups who since the 2009 coup have sacrificed lawyers, doctors, women, 70 journalists and executed young people in an almost invisible genocide.
The kind of journalism that can identify with a nation governed by someone who was rejected at the polls. Someone who controls the press that, in turn, covers up military assassinations, the corruption of officials and the everyday cruel realities for the Honduran people. Realities such as the 14-year-old girl sold by her father for a litre of alcohol whilst already pregnant, or the new-born baby who died of malnutrition and weighed more when he was born than when he died. In short, so many stories to tell. So many stories that the press is censored from telling.
But the young girl with whom this story began has been so fortunate that by refusing to remain silent and refusing to become part of this cruel system, by telling stories that a journalist should tell, she is being shown once again that the courage to dream is well-rewarded. That there is always someone willing to extend their hand and say “Come on, it’s worth resisting, it’s worth dreaming and fighting to transform all of this pain into a reward.” A reward which gives me hope.
I dedicate this prize to my fellow people of Honduras who demonstrate every day that they wish to move forward and overcome the violence, impunity and corruption which have been afflicting us for more than three decades.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row disable_element=”yes”][vc_column width=”1/2″][vc_single_image image=”84882″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
For his one-man protests, Ildar Dadin was sent to prison in December 2015 where he was tortured, before his conviction was quashed in February 2017. Read the full profile.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/2″][vc_single_image image=”84888″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Despite the persecution he faces for his work, Rebel Pepper continues to satirise the Chinese state from a life in exile in Japan. Read the full profile
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row disable_element=”yes”][vc_column width=”1/2″][vc_single_image image=”84889″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Established in 2015, Turkey Blocks is an independent digital research organisation that monitors internet access restrictions in Turkey. Read the full profile.
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/2″][vc_single_image image=”84887″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Maldives Independent, the Maldives’ premiere English publication and one of the few remaining independent media outlets, was formed in exile in Sri Lanka in 2004. Read the full profile.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Mirando por una de las ventanas de mi casa, un par de días atrás, mientras pensaba en qué decir esta tarde, me acordé del árbol de Paraíso del jardín, desde el cual colgaba el columpio de mi niñez. Cuando se marchitó y se murió, me sentí desconsolada. Sin embargo ahora, unos treinta años después, ahí hay cuatro árboles grandes creciendo en su lugar y todos rinden fruta.
Para mí, este premio es tan inmenso e importante que solo puedo explicar y expresar mi agradecimiento con un cuento que, hasta ahora, nunca he relatado.
Es un cuento de una niña chiquita sin padre. Otro niño más dejado sin padre por la violencia armada en Honduras. Es un cuento de una niñez llena de tristeza. Pero la niña aprendió que en toda circunstancia, la alegría, el coraje y la fuerza son necesarios para lograr sus sueños: y el primer paso siempre es soñar.
En 2002 ella empezó sus primeras investigaciones como periodista y eso le dió un significado a su vida. Pero en 2008, la censura la obligó a dejar el trabajo de sus sueños en el periódico y en 2011, su constante lucha por la libertad de expresión y de exponer la verdad, significó que todas las puertas del monopolio le fueron cerradas.
Pero una vez más, el periodismo la salvó. Ella descubrió que luchar contra la censura, no era el mejor método. Más bien, el mejor método de combatir la censura era a través de la palabra, y a pesar de que algunas puertas le fueron cerradas, se le abrieron otras a otro tipo de periodismo más humano, menos comercial y más riguroso. El tipo de periodismo que investigaba y que hacía una pausa en cada palabra, el que no proclamaba la imparcialidad pero que buscaba la verdad. El tipo de periodismo capaz de enseñar a su pueblo que la sociedad está siendo gobernada por el tráfico de drogas y grupos despiadados, quienes, desde el golpe de Estado del 2009, han sacrificado a abogados, médicos, mujeres, unos setenta periodistas y han ejecutado a jóvenes en un casi invisible genocidio.
El tipo de periodismo que puede identificarse con una nación gobernada por una persona que fue rechazada en las elecciones. Una persona que controla la prensa, y que por ende encubre asesinatos, la corrupción de los oficiales y las crueles realidades cotidianas que sufre el pueblo de Honduras. Realidades tales como la muchacha de catorce años vendida por su padre por un litro de alcohol y mientras estaba embarazada, o el infante recién nacido que murió por la malnutrición y cuyo cuerpo pesaba más cuando nació que cuando murió.
Pero la jóven muchacha con quien empezó este cuento, ha sido tan afortunada que, por negarse a mantenerse callada y por negarse a ser parte de este cruel sistema, por contar cuentos que un periodista debería contar, está comprobando una vez más que el coraje de soñar está bien recompensado. En resumidas cuentas, hay tantos cuentos que contar. Tantos cuentos que la prensa está censurada de contar. Que siempre haya alguien que esté dispuesto a extender la mano y decir, Vamos, vale la pena resistir, vale la pena soñar y luchar para transformar todo este dolor en una recompensa>. Una recompensa que me da esperanza.
Dedico este premio a mis compatriotas de Honduras porque ellos demuestran todos los días, el deseo de salir adelante y vencer la violencia, impunidad y corrupción que nos han estado afligiendo con mayor calamidad en las últimas tres décadas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_basic_grid post_type=”post” max_items=”12″ style=”load-more” items_per_page=”4″ element_width=”6″ grid_id=”vc_gid:1524235559634-0014c057-81cc-3″ taxonomies=”8935″][/vc_column][/vc_row]
19 Apr 2018 | Awards, News and features
[vc_row][vc_column][vc_column_text]
Each year, the Index on Censorship Freedom of Expression Awards gala honours courageous champions who fight for free speech around the world.
Drawn from more than 400 crowdsourced nominations, this year’s nominees include artists, journalists, campaigners and digital activists tackling censorship and fighting for freedom of expression. Many of the 16 shortlisted are regularly targeted by authorities or by criminal and extremist groups for their work: some face regular death threats, others criminal prosecution.
The gala takes place on Thursday 19 April in London and will be hosted by stand-up poet Kate Fox.
We will be live tweeting throughout the evening on @IndexCensorship. Get involved in the conversation using the hashtag #IndexAwards2018. Listen LIVE beginning at 7:30pm BST on Resonance FM
Index on Censorship Freedom of Expression Awards nominees 2018
Arts

Jamal Ali, Azerbaijan
Jamal Ali is an exiled rap musician with a history of challenging Azerbaijan’s authoritarian regime. Ali was one of many who took to the streets in 2012 to protest spending around the country’s hosting of the Eurovision song contest. Detained and tortured for his role in the protests, he went into exile after his life was threatened. Ali has persisted in challenging the government by releasing music critical of the country’s dynastic leadership. Following the release of one song, Ali’s mother was arrested in a senseless display of aggression. In provoking such a harsh response with a single action, Ali has highlighted the repressive nature of the regime and its ruthless desire to silence all dissent.
Full profile
Silvanos Mudzvova, Zimbabwe
Playwright and activist Silvanos Mudzvova uses performance to protest against the repressive regime of recently toppled President Robert Mugabe and to agitate for greater democracy and rights for his country’s LGBT community. Mudzvova specialises in performing so-called “hit-and-run” actions in public places to grab the attention of politicians and defy censorship laws, which forbid public performances without police clearance. His activism has seen him be traumatically abducted: taken at gunpoint from his home he was viciously tortured with electric shocks. Nonetheless, Mudzvova has resolved to finish what he’s started and has been vociferous about the recent political change in Zimbabwe.
Full profile
The Museum of Dissidence, Cuba
The Museum of Dissidence is a public art project and website celebrating dissent in Cuba. Set up in 2016 by acclaimed artist Luis Manuel Otero Alcántara and curator Yanelys Nuñez Leyva, their aim is to reclaim the word “dissident” and give it a positive meaning in Cuba. The museum organises radical public art projects and installations, concentrated in the poorer districts of Havana. Their fearlessness in opening dialogues and inhabiting public space has led to fierce repercussions: Nuñez was sacked from her job and Otero arrested and threatened with prison for being a “counter-revolutionary.” Despite this, they persist in challenging Cuba’s restrictions on expression.
Full profile
Abbad Yahya, Palestine
Abbad Yahya is a Palestinian author whose novel, Crime in Ramallah, was banned by the Palestinian Authority in 2017. The book tackles taboo issues such as homosexuality, fanaticism and religious extremism. It provoked a rapid official response and all copies of the book were seized. The public prosecutor issued a summons for questioning against Yahya while the distributor of the novel was arrested and interrogated. Yahya also received threats and copies of the book were burned. Despite this, he has spent the last year raising awareness of freedom of expression and the lives of young people in the West Bank and Gaza, particularly in relation to their sexuality.
Full profile
Campaigning

Egyptian Commission for Rights and Freedoms, Egypt
The Egyptian Commission for Rights and Freedoms is one of the few human rights organisations still operating in a country which has waged an orchestrated campaign against independent civil society groups. Egypt is becoming increasingly hostile to dissent, but ECRF continues to provide advocacy, legal support and campaign coordination, drawing attention to the many ongoing human rights abuses under the autocratic rule of President Abdel Fattah-el-Sisi. Their work has seen them subject to state harassment, their headquarters have been raided and staff members arrested. ECRF are committed to carrying on with their work regardless of the challenges.
Full profile
National Gay and Lesbian Human Rights Commission, Kenya
The National Gay and Lesbian Human Rights Commission is the only organisation in Kenya challenging and preventing LGBTI discrimination through the country’s courts. Even though homosexuality isn’t illegal in Kenya, homosexual acts are. Homophobia is commonplace and men who have sex with men can be punished by up to 14 years in prison, and while no specific laws relate to women, former Prime Minister Raila Odinga has said lesbians should also be imprisoned. NGLHRC has had an impact by successfully lobbying MPs to scrap a proposed anti-homosexuality bill and winning agreement from the Kenya Medical Association to stop forced anal examination of clients.
Full profile
Open Stadiums, Iran
The women behind Open Stadiums risk their lives to assert a woman’s right to attend public sporting events in Iran. The campaign challenges the country’s political and religious regime, and engages women in an issue many human rights activists have previously thought unimportant. Iranian women face many restrictions on using public space. Open Stadiums has generated broad support for their cause in and out of the country. As a result, MPs and people in power are beginning to talk about women’s rights to attend sporting events in a way that would have been taboo before.
Full profile
Team 29, Russia
Team 29 is an association of lawyers and journalists that defends those targeted by the state for exercising their right to freedom of speech in Russia. It is crucial work in a climate where hundreds of civil society organisations have been forced to close and where increasingly tight restrictions have been placed on public protest and political dissent since mass demonstrations rocked Russia in 2012. Team 29 conducts about 50 court cases annually, many involving accusations of high treason. Aside from litigation, they offer legal guides for activists and advice on what to do when summoned by state security for interrogation.
Full profile
Digital Activism

Digital Rights Foundation, Pakistan
In late 2016, the Digital Rights Foundation established a cyber-harassment helpline that supported more than a thousand women in its first year of operation alone. Women make up only about a quarter of the online population in Pakistan but routinely face intense bullying including the use of revenge porn, blackmail, and other kinds of harassment. Often afraid to report how badly they are treated, women react by withdrawing from online spaces. To counter this, DRF’s Cyber Harassment Helpline team includes a qualified psychologist, digital security expert, and trained lawyer, all of whom provide specialised assistance.
Full profile
Fereshteh Forough, Afghanistan
Fereshteh Forough is the founder and executive director of Code to Inspire, a coding school for girls in Afghanistan. Founded in 2015, this innovative project helps women and girls learn computer programming with the aim of tapping into commercial opportunities online and fostering economic independence in a country that remains a highly patriarchal and conservative society. Forough believes that with programming skills, an internet connection and using bitcoin for currency, Afghan women can not only create wealth but challenge gender roles and gain independence.
Full profile
Habari RDC, Congo
Launched in 2016, Habari RDC is a collective of more than 100 young Congolese bloggers and web activists, who use Facebook, Twitter and YouTube to give voice to the opinions of young people from all over the Democratic Republic of Congo. Their site posts stories and cartoons about politics, but it also covers football, the arts and subjects such as domestic violence, child exploitation, the female orgasm and sexual harassment at work. Habari RDC offers a distinctive collection of funny, angry and modern Congolese voices, who are demanding to be heard.
Full profile
Mèdia.cat, Spain
Mèdia.cat is a Catalan website devoted to highlighting media freedom violations and investigating under-reported stories. Unique in Spain, it was a particularly significant player in 2017 when the disputed independence referendum brought issues of censorship and the impartiality of news under the spotlight. The website provides an online platform that systematically catalogues censorship perpetrated in the region. Its map on censorship offers a way for journalists to report on abuses they have personally suffered.
Journalism

Avispa Midia, Mexico
Avispa Midia is an independent online magazine that prides itself on its use of multimedia techniques to bring alive the political, economic and social worlds of Mexico and Latin America. It specialises in investigations into organised crime and the paramilitaries behind mining mega-projects, hydroelectric dams and the wind and oil industry. Many of Avispa’s reports in the last 12 months have been focused on Mexico and Central America, where the media group has helped indigenous and marginalised communities report on their own stories through audio and video training.
Wendy Funes, Honduras
Wendy Funes is an investigative journalist from Honduras who regularly risks her life for her right to report on what is happening in the country, an extremely harsh environment for reporters. Two journalists were murdered in 2017 and her father and friends are among those who have met violent deaths in the country – killings for which no one has ever been brought to justice. Funes meets these challenges with creativity and determination. For one article she had her own death certificate issued to highlight corruption. Funes also writes about violence against women, a huge problem in Honduras where one woman is killed every 16 hours.
MuckRock, United States
MuckRock is a non-profit news site used by journalists, activists and members of the public to request and share US government documents in pursuit of more transparency. MuckRock has shed light on government surveillance, censorship and police militarisation among other issues. MuckRock produces its own reporting, and helps others learn more about requesting information. Last year the site produced a Freedom of Information Act 4 Kidz lesson plan to help educators to start discussions about government transparency. Since then, they have expanded their reach to Canada. The organisation hopes to continue increasing their impact by putting transparency tools in the hands of journalists, researchers and ordinary citizens.
Novosti, Croatia
Novosti is a weekly Serbian-language magazine in Croatia. Although fully funded as a Serb minority publication by the Serbian National Council, it deals with a whole range of topics, not only those directly related to the minority status of Croatian Serbs. In the past year, the outlet’s journalists have faced attacks and death threats mainly from the ultra-conservative far-right. For its reporting, the staff of Novosti have been met with protest under the windows of the magazine’s offices shouting fascist slogans and anti-Serbian insults, and told they would end up killed like Charlie Hebdo journalists. Despite the pressure, the weekly persists in writing the truth and defending freedom of expression.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_basic_grid post_type=”post” max_items=”12″ style=”load-more” items_per_page=”4″ element_width=”6″ grid_id=”vc_gid:1524073803130-58a2be32-5f5a-7″ taxonomies=”8935″][/vc_column][/vc_row]